Presidente Kuczynski, un exbanquero que lucha por mantener su último trabajo

Presidente Kuczynski, un exbanquero que lucha por mantener su último trabajo


El presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, vive este jueves 21 de diciembre su hora más difícil al hacer frente ante el Congreso a un proceso que impulsa la oposición para destituirlo por las asesorías de sus empresas a la cuestionada brasileña Odebrecht.

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El gobernante de mayor edad que ha tenido Perú, cuyo mandato de cinco años concluye en julio de 2021, corre el riesgo de convertirse en el primer presidente en América Latina en perder su cargo por efecto del megaescándalo de corrupción desatado por el gigante brasileño de la construcción.

Para evitarlo, Kuczynski, un economista de 79 años e hijo de un médico alemán que emigró a Perú con su familia en 1936 huyendo de la Alemania nazi, debe convencer de su inocencia a sus adversarios políticos, de derecha e izquierda, que pidieron la “vacancia presidencial” alegando “incompatibilidad moral”.

Cuando asumió la presidencia, en julio de 2016, había prometido, entre bromas, que este sería su último trabajo, alegando que por su edad estaba más cerca de una jubilación que de buscar perpetuarse en el poder.

La frase aludía, sin nombrarla, a Keiko Fujimori (ahora de 42 años), de quien se sospechaba que podía modificar la Constitución para buscar una reelección.

Exbanquero de Wall Street y empresario, Kuczynski es conocido como “el gringo”, por su marcado acento anglosajón heredado de una educación en Estados Unidos y Gran Bretaña. Se graduó en política, filosofía y economía en Oxford y en administración pública en la Universidad de Princeton.

Casado dos veces, ambas con estadounidenses, Kuczynski es padre de cuatro hijos. Desde 1997 su esposa es Nancy Lange.



El hecho de contar, además, con la nacionalidad estadounidense –a la que debió renunciar para postular a la presidencia– le han dado un aura de extranjero en su propio país.

En Perú se lo conoce popularmente como PPK, por las iniciales de su nombre, una fórmula sencilla para un apellido impronunciable para la mayoría de sus compatriotas.

Casado dos veces, ambas con estadounidenses, Kuczynski es padre de cuatro hijos. Desde 1997 su esposa es Nancy Lange.

Favorable al libre mercado, Kuczynski asumió pronto un perfil regional de severo crítico del proteccionismo comercial, que enarbola el presidente estadounidense Donald Trump. Sin embargo, coincidió con el inquilino de la Casa Blanca en sus condenas al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.

Ha sido uno de los promotores del Grupo de Lima, que reúne a una docena de países críticos del régimen venezolano. De hecho, Perú es considerado un aliado de Estados Unidos. Paradójicamente, Kuczynski proyectó mejor imagen hacia fuera de Perú que dentro de su país.Su talante dio pie a la imagen de un mandatario que parecía vivir en una nube, en un mundo paralelo que le permitiese llevar la fiesta en paz, sin pelear con sus adversarios, para acabar su gestión feliz y cerrar así lo que parecía una brillante hoja de vida, tanto pública como privada.

“Yo no soy político, soy un economista que quiere hacer algo por su país”, dijo el mandatario.



Percibido como un hombre frío y poseedor de un cáustico sentido del humor, sus recurrentes bromas fuera de lugar empezaron a no encajar en el imaginario peruano, en el día a día de una población dividida entre los problemas de seguridad, la corrupción y la débil institucionalidad del país.

Como PPK integró en el pasado directorios de varias empresas, sus detractores habían expresado temores de que desde la presidencia defendería intereses particulares. “Esas son tonterías. Mis manos están limpias”, respondió Kuczynski. “Yo no soy político, soy un economista que quiere hacer algo por su país”, dijo el también concertista de flauta traversa del Royal College of Music. Su afición a las artes se la inculcó su madre, Madeleine Godard, de origen franco-suizo y tía del cineasta Jean-Luc Godard.

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