El presidente Nicolás Maduro aprobó el viernes un nuevo "decreto de emergencia económica" que extendió por 60 días los poderes especiales para hacer frente a la abrupta caída de los precios petroleros y que le permitiría eventualmente "resguardar los derechos del pueblo venezolano" ante supuestas acciones desestabilizadoras orquestadas por grupos empresariales que estarían aliados con sus adversarios políticos nacionales y extranjeros.
Durante una reunión con sus ministros, transmitida a la nación en cadena de radio y televisión, Maduro afirmó que el decreto contempla acciones para mitigar los efectos de la galopante inflación, la especulación en los precios de productos básicos como alimentos y medicinas, el valor ficticio de la divisa y del sabotaje a los sistemas de distribución de bienes y servicios.
"Decreto hoy, viernes 13 de mayo, un Estado de Excepción y de Emergencia Económica Constitucional para proteger a nuestra patria", dijo el mandatario, quien señaló que el decreto busca "la protección de nuestro pueblo, de garantía de paz, de garantía de estabilidad, que nos permita durante este mes de mayo, junio, julio, y toda la extensión que vamos a hacer constitucionalmente durante el año 2016 y seguramente el año 2017, recuperar la capacidad productiva del país, atender a nuestro pueblo", así como fortalecer los programas sociales del gobierno conocidos como "misiones y grandes misiones y, sobre todo, para preparar, denunciar, neutralizar y derrotar la agresión externa, extranjera que se ha iniciado contra nuestro país".
El nuevo decreto extiende por 60 días el decreto de emergencia que acordó en enero con un plazo inicial de dos meses para atender la compleja crisis económica y que ya había prorrogado en marzo por dos meses más.
La coalición opositora ha rechazado desde el principio el decreto de emergencia alegando que las acciones del gobierno no atienden la galopante inflación, la severa escasez y la recesión, y han exigido repetidamente al Ejecutivo el cambio inmediato del modelo económico.
Venezuela está agobiada por una galopante inflación que el Fondo Monetario Internacional estima que podría llegar este año a 720%, además de severos problemas de desabastecimiento de productos básicos y una fuerte recesión que podría profundizarse por el descenso de los precios del crudo, que genera el 96% de los recursos que recibe el país por exportaciones.
La inflación cerró el 2015 en 180.9%. Desde 1996 Venezuela no enfrentaba una inflación de tres dígitos cuando se alcanzó una tasa de 103% tras una crisis financiera que afectó a buena parte de la banca local.
La falta de diversos productos y el deterioro de una amplia gama de servicios se han agudizado en los últimos dos años debido a que las autoridades redujeron el monto de venta de divisas oficiales, lo que impide al sector productivo comprar en el exterior materias primas, repuestos y equipos.