La derrota del oficialismo venezolano en los comicios legislativos lo pone ante un escenario complejo: por primera vez en 17 años deberá gobernar sin el control de la Asamblea Nacional y en medio de una profunda crisis económica.
El Consejo Nacional Electoral anunció el lunes en la madrugada que la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) obtuvo 99 escaños por 46 del oficialismo. Resta adjudicar al menos cuatro escaños, entre ellos los de los representantes de las etnias indígenas.
Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la alianza opositora, aseveró en conferencia de prensa que la Mesa logró 112 diputados y "se están peleando cuatro más".
El dirigente dijo a la prensa que estos resultados deben llevar a todos los actores políticos, y en particular a la alianza opositora, a "reinventarse" porque "una cosa es unirse para resistir y otra cosa es unirse para gobernar".
Asimismo, planteó que el oficialismo debe "digerir una derrota y generar un nuevo tejido dirigente que tenga legitimidad efectiva en su propia base y aprender a relacionarse con el país, no desde la agresión y la amenaza, sino desde la propuesta y el trabajo".
En una alocución tras conocerse los resultados, el presidente Nicolás Maduro reconoció la derrota y dijo que el triunfo de los sectores adversos al gobierno estuvo sustentado en la "guerra económica".
"Hemos venido con nuestra moral, con nuestra ética a reconocer estos resultados adversos, aceptarlos y decirle a nuestra Venezuela ha triunfado la constitución y la democracia", dijo el mandatario.
Pero el líder opositor y excandidato presidencial, Henrique Capriles, dijo en conferencia de prensa que "Nicolás Maduro no entendió lo que pasó", y exhortó al mandatario a que "se ponga a la orden" de la nueva Asamblea Nacional, promueva un diálogo nacional y libere a los "presos políticos".
La noche del lunes en un encuentro con gobernadores, entre otros dirigentes oficialistas, Maduro evaluó "los aciertos y desaciertos" de su administración, así como "todos los acontecimientos que derivaron... en el revés electoral del día de ayer".
El gobernante dijo que junto a otros líderes se debatió una amplia gama de temas y se convocó a los delegados de base del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) para "unificar criterios, identificar asuntos y activar acciones" con el fin de enrumbar al oficialismo nuevamente por el carril de la victoria.
"No hay tiempo para la tristeza (...) es tiempo de luchar. Lo primero que nosotros hemos acordado aquí es iniciar una cruzada por fortalecer la unión del movimiento revolucionario" a todo nivel, dijo Maduro en el palacio de gobierno.
Adelantó que en la nueva Asamblea "vamos a defender la ley de tierras, la ley de hidrocarburo", que ha permitido al gobierno la adquisición forzosa de grandes extensiones de tierra, incluidas cientos de fincas agrícolas clasificadas como ociosas o escasamente productivas, y tomar el control total de las actividades petroleras en el país, entre otras leyes aprobadas a lo largo de los últimos 17 años.
"Ahora es que viene lucha y lucha de la buena y estoy seguro que ahora es que vienen nuevos escenarios de victoria para la revolución bolivariana" como el oficialismo llama al proyecto político socialista fundado por Chávez, agregó.
La oposición puso fin así al dominio oficialista de más de tres lustros en el Congreso que le permitió aprobar sin obstáculos leyes fundamentales, nombrar miembros en poderes públicos y avanzar en el propósito de convertir a Venezuela en un estado socialista.
Luis Vicente León, directivo de la encuestadora local Datanálisis, dijo a The Associated Press que estos resultados deben llevar al oficialismo a una revisión de su proyecto político y su manera de gobernar porque la población "mayoritariamente lo rechazó" en las urnas.
Indicó que para Maduro la situación es "muy compleja" porque deberá lidiar con una crisis económica, un debilitamiento político y una posible crisis en lo interno del oficialismo aunque descartó que la derrota represente el fin del modelo impulsado por el fallecido Hugo Chávez hace más de una década.
Entre octubre y noviembre el respaldo popular de Maduro subió unos 11 puntos porcentuales y se ubicó en 32%, según cifras de Datanálisis.
Esta recuperación en la popularidad fue atribuida a la campaña electoral que emprendió el oficialismo y que implicó el reparto de computadoras, lavadoras y bolsas de comida entre los sectores populares, donde se concentra el mayor respaldo al gobierno.
El gobierno sostuvo que la derrota fue consecuencia de una "guerra económica" promovida por empresarios y sectores opositores. En los últimos nueve años Venezuela ha registrado la mayor tasa de inflación de la región.
Nicolás Maduro
Presidente de Venezuela
Los analistas asocian la inflación y el desabastecimiento al agotamiento de un modelo económico caracterizado por el control de precios y de cambio vigente desde 2003 y a un crecimiento del gasto público que ha llevado a aumentar el dinero circulante en la economía a niveles nunca antes vistos.
Pese a que las autoridades llevan casi un año sin publicar el índice inflacionario, algunos analistas estiman que el alza de precios alcanzó los tres dígitos.
"Las familias venezolanas se cansaron de vivir las consecuencias del fracaso", dijo Torrealba al leer un comunicado conjunto de la coalición.
Maduro pidió a sus adversarios que "administren muy bien ese triunfo que han obtenido" y expresó que "ojalá puedan ponerse en sintonía con la necesidad de millones de que cese la guerra económica".