La manifestación para pedir la destitución de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, reunió 1.4 millones de personas en Sao Paulo, corazón de las protestas de este domingo, 13 de marzo.
"La Policía Militar informa que, aproximadamente, 1.4 millones de personas estuvieron presentes en la hora pico durante la manifestación", según un comunicado enviado por la Secretaría de Seguridad del Estado.
Una ola de manifestantes salieron a las calles para participar de la denominada protesta antigubernamental, en un clima de fuerte descontento social por la recesión económica y un multimillonario fraude a Petrobras que salpica a la elite empresarial y política del país.
Los brasileños salieron a expresar su irritación en las calles de más de 400 ciudades, protesta que por primera vez es públicamente apoyada por partidos de la oposición.
La magnitud de las marchas es un dato de alta sensibilidad para Rousseff, que enfrenta un pedido de juicio político que podría terminar anticipadamente su mandato, previsto hasta 2018, y también para los que buscan combustible para ese proceso que está en ciernes en el Congreso.
“Vine porque estoy cansada de ver tanta corrupción y para reclamar por el desorden en que se convirtió este país. Basta de robo, basta”, dijo Rosilene Feitosa, una pensionada de 61 años en Sao Paulo.
“Yo voté por el PT [Partido de los Trabajadores, en el poder] pero nunca más”, dijo.
La capital económica e industrial de Brasil fue el corazón de las marchas contra el gobierno del año pasado, llegando a concentrar hasta un millón de personas.
Imágenes aéreas mostraban este domingo una marea compacta de gente vestida de amarillo y verde, los colores de la bandera nacional y de la emblemática camiseta de la selección de fútbol, en una escena que se repitió en la capital Brasilia –con una asistencia oficial de 100 mil personas– y Río de Janeiro, sede de los próximos Juegos Olímpicos, que reunió cientos de miles junto a las playas de Copacabana.
Grandes centros urbanos como Belo Horizonte, al suereste, e incluso tradicionales bastiones del PT, como el estado de Bahia o Pernambuco, en el noreste, también tuvieron grandes convocatorias.
En medio de citas que alusivas al “fin del ciclo” tras más de 13 años del PT en el poder, los manifestantes se quejaron por el derrumbe de la economía, que cayó 3.8% en 2015 y continuaría su declive este año, conformando la peor recesión en un siglo, y por los escabrosos hallazgos de la investigación en Petrobras, desde donde se desviaron multimillonarios fondos a los partidos que integran la coalición de gobierno.