México reaccionó negativamente el miércoles a la reunión entre el presidente Enrique Peña Nieto y Donald Trump, el candidato presidencial republicano que calificó a los mexicanos de violadores y criminales y ha prometido construir un muro entre ambos países.
Desde las amas de casa a los analistas políticos manifestaron su indignación.
María García, una activista a favor de los derechos de los migrantes, madrugó para ir a comprar tela para hacer una pancarta y llevarla a una de las varias protestas convocadas contra la visita.
La mujer, que vivió un tiempo en Chicago, tenía muy claro lo que iba a escribir en ella: "Trump, no eres bienvenido".
Ese fue el mensaje que más se repitió en las redes sociales y los actos de rechazo al republicano que, sin embargo, tuvieron escasa adhesión.
Apenas unas decenas de personas se manifestaron en el Ángel de la Independencia y otras tantas en el Hemiciclo a Juárez, dos puntos emblemáticos de la capital.
Según García, la baja participación se debió a que "todo se hizo en lo oscurito" para que los mexicano no se enteraran.
"Que le apliquen el artículo 33 por ser un extranjero indeseable", gritaba en una de las manifestaciones Alfredo Tustrián, un cirujano de 79 años, en alusión a ese artículo de la constitución que permite al Poder Ejecutivo expulsar a cualquier extranjero "cuya permanencia juzgue inconveniente".
En las pancartas, la mayoría improvisadas y algunas con la leyenda en inglés "Trump go home", se repitieron las muestras de rechazo al republicano. "Trump no eres bienvenido" o "Ningún migrante es ilegal", decían algunas.
Los partidos de la oposición, expertos y analistas condenaron en forma casi unánime la visita."Nótese el extraordinario talento para unir al país que gobiernas en tu contra", le dijo a Peña Nieto el titular de la organización no gubernamental Transparencia Mexicana, Eduardo Bohórquez, a través de Twitter.
Tanto el el derechista Partido Acción Nacional como el Partido de la Revolución Democrática, lamentaron que el mandatario mexicano se prestara a los intereses de quien calificaron de "un peligro para México" y "un mentiroso antimexicano".
También llegaron críticas de militantes del oficialista Partido Revolucionario Institucional como las de la exlegisladora Luz Lajous, quien se plantó en el Ángel de la Independencia con su cartulina en rechazo al republicano.
"No tengo la menor idea de qué saca Peña Nieto con todo esto, es un error histórico", dijo Lajous. Confió en que el presidente al menos le diga "que no puede estar hablando con los mexicanos de la forma en la que lo está haciendo, que su muro es una carcajada y que desde luego los mexicanos no pagarán por él".
Desde el expresidente Vicente Fox al historiador Enrique Krauze, pasando por numerosos intelectuales y personajes públicos, se multiplicaron las exigencias para que el republicano se disculpe y asegure que no construirá su polémica frontera amurallada.
En marzo, cuando se le preguntó sobre los dichos de Trump, Peña Nieto sostuvo que ese tipo de lenguaje ha causado penurias en la historia de la humanidad y agregó que esa era la forma en la que hablaban Benito Mussolini y Adolfo Hitler.
Su discurso, sin embargo, se suavizó tras la nominación del republicano y durante su vista a la Casa Blanca Peña Nieto se mostró dispuesto a hablar con cualquiera que ganara las elecciones.
Algunos mexicanos conjeturan que Peña Nieto no tuvo otra opción que recibir al candidato luego de emitir una invitación más por protocolo que por convicción. Su aceptación, coincidieron algunos diarios y analistas, tomó al mandatario por sorpresa.
Peña Nieto "quería invitar a Hillary (Clinton), pero eso suponía invitar a los dos y no se le ocurrió que Trump aceptaría primero", explicó el analista Alejandro Hope.
Históricamente México se ha mantenido neutral en las elecciones de otro país y por eso invitó tanto a Trump como a Clinton, aunque los mexicanos se inclinan por la demócrata.
Peña Nieto reconoció que había invitado a ambos candidatos y que lo hizo porque cree en el diálogo para promover los intereses de México en el mundo. Pero sus argumentos no lograron convencer a sus compatriotas.
Desde hace tiempo los mexicanos han hecho -y destrozado- piñatas con la figura de Trump. Incluso crearon un videojuego en que los jugadores pueden lanzar cactus, balones de fútbol y botellas de tequila hacia su figura caricaturizada.
Pero también están mayoritariamente descontentos con Peña Nieto que, según un reciente sondeo, cuenta con una aprobación de 23%, el nivel más bajo de todo su mandato y el menor registrado desde que el diario Reforma hace este tipo de encuestas.