A pesar de la lluvia que caía sobre la Ciudad de México la noche del miércoles, rescatistas seguían trabajando con desesperación para tratar de liberar a una niña atrapada bajo los escombros de una escuela que se colapsó al sur de la capital mexicana.
El drama se transmitía en directo por las televisoras locales y se asemejaba a lo que se vivía en otras partes de la capital mexicana, fuertemente dañada por el sismo de 7.1 grados que el martes remeció el centro del país.
La noche de este miércoles, Héctor Méndez, uno de los líderes de los rescatistas conocidos como Topos, dijo que las labores se habían prolongado en la escuela “por el grado de dificultad, el tipo de herramientas y conocimientos técnicos que tienen para remover escombros y estructuras y tratar de preservar la integridad de los niños”.
Alrededor de las 11, el médico Alfredo Vega salió al frente de la escuela y aseguró que el servicio médico se preparaba para recibir a varios menores. “(La niña) está con vida y es la que nos está avisando que hay cinco niños más con vida”, dijo, aunque aclaró que desconoce si se trata de varones o mujeres.
Mientras tanto, en la colonia Obrera, también continuaban las labores de rescate en una fábrica textil derribada por el temblor del martes. “Hay sonidos pero no sabemos si es de dentro o eco de los escombros”, dijo Alejandro Herrera, rescatista de la Secretaría de Gobernación cuando se le preguntó si aún había gente viva bajo los escombros.
Hasta el momento habían recuperado tres cuerpos y a pesar de la oscuridad y la lluvia había dos grúas trabajando para retirar trozos de pared del lugar.
“Todos somos uno cuando se trata de salvar una vida o ayudar a una víctima”, dijo el presidente Enrique Peña Nieto en un mensaje nocturno que dirigió a la nación.
El mandatario además explicó que el gobierno llevará a cabo un plan en tres etapas: apoyo a damnificados con albergues y restablecimiento de servicios públicos básicos, elaboración de un censo exhaustivo de daños materiales para iniciar proceso de restauración y reconstrucción —que implica la demolición de edificios con daños estructurales irreparables— y la remoción de escombros.
Por la mañana y por la tarde, en diversos puntos de la ciudad se observaban bomberos, policías, soldados y civiles con martillos y palas en las manos tratando de retirar los restos de los derrumbes y rescatar a tantas víctimas como fuera posible.
El gobierno capitalino reportó a media tarde que había 38 estructuras derrumbadas y 52 personas habían sido rescatadas.
Un total de 115 personas murieron en la capital mexicana tras un sismo que remeció Ciudad de México y los estados vecinos, según el alcalde de la ciudad, Miguel Ángel Mancera. Eso elevaría la cifra de fallecidos en todo el país a 245, según un conteo anterior del gobierno federal que estimaba 100 víctimas mortales en la capital para dar un total de 230 muertes confirmadas.
Uno de los puntos de mayor interés fue la escuela Enrique Rébsamen, en la Ciudad de México, donde la estructura de tres pisos se vino abajo y dejó a adultos y alumnos bajo los escombros.
Según las autoridades, murieron al menos 25 personas, entre los que se hallaban 21 niños. Rescatistas con cascos divisaron a la niña, y le gritaron que moviera una mano si los escuchaba. Así lo hizo por lo que enviaron a un perro a confirmar que estaba viva.
Horas después seguía el trabajo para tratar de liberarla y las cámaras se mantenían pegadas a la escena. Según dijo el secretario de Educación, Aurelio Nuño, se han rescatado 11 personas con vida en la escuela y hay tres que aún están desaparecidas: dos niños y un adulto.
Más de 24 horas después del sismo los restos de la escuela comenzaron a cambiar: mientras más se avanzaba entre los escombros dejaron de observarse ladrillos y concreto y comenzaron a visualizarse pedazos de madera, que podrían provenir de escritorios.
El doctor Pedro Serrano, voluntario en el lugar, logró colarse entre la pila de escombros y llegó hasta un aula, pero encontró a todos sus ocupantes muertos.
“Logramos entrar a un salón colapsado, vimos unos sillones, una mesas de madera, y de allí lo primero que encontramos fue una pierna. De allí empezamos a mover escombros y encontramos una niña y dos adultos, una mujer y un masculino”, dijo.
El presidente Peña Nieto declaró tres días de luto nacional para honrar a las víctimas y dijo que responder a las necesidades de los damnificados es la prioridad.
Además de la capital, el sismo afectó al estado de Morelos, específicamente el pueblo de Jojutla, donde una docena de personas murió cerca del epicentro. Un edificio se desplazó de sus cimientos y cayó al río.
Parte de una escuela secundaria local, el Instituto Morelos, se derrumbó, pero la directora del centro, Adelina Anzures, dijo que el simulacro organizado por la mañana había venido bien. Cuando llegó el sismo, agregó Anzures, niños y profesores salieron con rapidez y nadie resultó herido.
También en Jojutla familiares lloraban a Daniel Novoa, un niño que murió cuando su hogar colapsó. Alrededor de su pequeño ataúd había un crucifijo e imágenes de la Virgen de Guadalupe. Cerca de él había otro ataúd abierto donde yacía el cuerpo de su tía, Marta Cruz.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) reportó que el sismo registrado a las 13:14 del martes tuvo una magnitud de 7.1 grados y que el epicentro se ubicó cinco kilómetros al noreste de la localidad de Raboso, en el estado de Puebla.
El movimiento tuvo 51 kilómetros de profundidad. Buena parte de la Ciudad de México se alza sobre el lecho de un antiguo lago y el terreno puede amplificar los efectos de los temblores centrados a cientos de kilómetros.
El terremoto parecía no estar relacionado con el temblor de 8.1 grados de magnitud registrado el 7 de septiembre en el sur del país, que también se sintió en la capital mexicana y dejó 90 fallecidos.