Mientras más de 3 mil hondureños intentan llegar a Estados Unidos avanzando hacia el norte, el Gobierno de México anunció el jueves que pedirá ayuda a Naciones Unidas para procesar las solicitudes de refugio que presenten los integrantes de la caravana de migrantes.
El canciller mexicano Luis Videgaray dijo en Nueva York que solicitó al secretario general de la ONU su apoyo para que la agencia de ayuda a refugiados ACNUR colabore con las autoridades mexicanas a la hora de procesar solicitudes y encontrar también una solución permanente para los migrantes hondureños.
“Esto es algo en lo cual convocamos a toda la comunidad internacional a involucrarse. Este es un tema que debe preocupar y ocupar a toda la región, incluso a todo el mundo”, dijo Videgaray a los medios de comunicación tras su reunión con el secretario general Antonio Guterres.
El canciller mexicano también restó importancia a los comentarios del presidente Donald Trump, quien advirtió a los gobiernos de la región que permitir este tipo de migraciones podría conllevar al final de la ayuda financiera que reciben de Estados Unidos. Videgaray sostuvo que “no hay que darles mayor trascendencia o importancia [a los comentarios de Trump]. Lo que nos importa son los migrantes”.
“Yo leo ahí más un debate con la oposición política, con el partido demócrata, que realmente un mensaje hacia México o los mexicanos”, dijo el canciller respecto a las declaraciones del presidente estadounidense, quien el jueves incluso amenazó con cerrar la frontera sur del país si México no frena a la caravana. Los miles de hondureños pasaron el jueves por Ciudad de Guatemala y se dirigen rumbo a la frontera con México.
Videgaray destacó que ACNUR ya está presente en México y que la agencia ya ha respondido positivamente a la solicitud de ayuda. También señaló que todavía no hay solicitudes de ingreso a México por parte de los integrantes de la caravana.
El trámite, dijo, se hará conforme a la ley mexicana: quienes tengan pasaporte o visa podrán entrar y serán atendidos los que hagan solicitudes de refugio. Los que infrinjan la ley serán deportados, señaló el ministro.
Por otro lado, Mauro Verzzeletti, el sacerdote a cargo de la Casa del Migrante de la capital guatemalteca, dijo que tres millares de personas pasaron la noche en los tres albergues habilitados en la ciudad.
“Esta mañana, a las 4:00, emprendieron de nuevo el viaje y están llegando más”, agregó a The Associated Press.
La caravana ha comenzado a dispersarse. En las calles de la ciudad pueden verse grupos de gente caminando en fila, pero la gran masa de migrantes que inició la marcha el viernes se ha diluido, ya que muchos han logrado abordar autobuses o pedir a automovilistas y camioneros que los trasladen.
La mayoría de los hondureños que forman parte de la caravana salió de sus casas de manera espontánea, con poco más que la ropa que llevaban puesta y las pocas pertenencias que pudieron arrojar rápidamente en una mochila.
El éxodo masivo ha provocado la ira de Trump, que amenazó con cortar la asistencia financiera a las naciones que conforman el Triángulo Norte de Centroamérica -Honduras, Guatemala y El Salvador-, todas fuentes de migrantes.
Washington ha comprometido fondos por 2,600 millones de dólares para esos países.