El gobernador Mike Pence, un conservador que se convertiría en el candidato a vicepresidente de Donald Trump el viernes según los pronósticos, aportaría su experiencia de Washington y una cortesía más que útil a la campaña a veces incendiaria del multimillonario camino a la Casa Blanca.
Gobernador de Indiana (norte) desde enero de 2013, este abogado y ex animador de radio que es un buen comunicador, conoce las entrañas de Washington por haber sido miembro de la Cámara de Representantes desde 2001 hasta 2013 y presidente de la Conferencia Republicana (número 3 del partido) entre 2009 y 2011.
Disciplinado, relativamente discreto, Pence era el favorito de los hijos de Trump -muy influyentes en la campaña de su padre- frente a las personalidades fuertes y más imprevisibles del gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, y el expresidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich.
Estos tres políticos integraban la lista final de Trump, que tiene previsto formular el anuncio del nombre de su candidato a vicepresidente el viernes en Nueva York.
El actual presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, que no se lleva bien con Trump, considera a Mike Pence como un amigo.
Sus conexiones podrían ayudar al polémico magnate a bajar las tensiones con un partido que sigue incómodo con el candidato y a recaudar más dinero para su campaña.
Y su personalidad, moldeada por su fe cristiana, garantiza no hacer sombra al multimillonario, que valora sobre todo la lealtad de quienes lo rodean.
Hasta el momento, Pence y Trump no eran particularmente cercanos.
Mike Pence es un defensor de los valores familiares, muy creyente, opuesto al aborto y al matrimonio homosexual, así como a los refugiados.
"Cristiano, conservador y republicano, en ese orden", se define.
Como gobernador, firmó leyes para hacer más difícil el aborto en su estado.
Además había sido muy criticado por otra ley sobre la "libertad religiosa", vista por sus detractores como una forma de discriminar a las comunidades homosexual, bisexual y transexual.
Donald Trump se reunió con Mike Pence en varias ocasiones en los últimos días e hizo campaña con él a su lado en Indiana el martes por la noche.
El miércoles, Trump, sus hijos y su yerno, viajaron a Indiana para volver a reunirse con el gobernador, poco conocido más allá de los círculos republicanos.
Pence podría acercar al candidato presidencial republicano a conservadores tradicionales y los evangelistas, aún reticentes, y a los ciudadanos del denominado "Rust Belt" (cinturón industrial) del noreste del país, en declive, y del cual forman parte Indiana y el vecino estado de Ohio, claves en la carrera a la Casa Blanca.
Algunos congresistas republicanos celebraron su posible designación, explicando que era necesario que el vicepresidente mejore el "tono y tenor del debate".
"Soy un gran admirador de Mike Pence y creo que tiene más posibilidades de hacer evolucionar al candidato al lugar en el que debe estar", señaló en ese sentido el senador de Arizona, Jeff Flake.
"Es conservador, es inteligente. Ha sido bueno en materia de comercio e inmigración", explicó.
Pero algunos expertos subrayan que su elección no ampliaría la base electoral de Trump, por ejemplo entre los independientes o republicanos moderados, hacia los cuales la candidata demócrata Hillary Clinton debería redoblar esfuerzos.
Pence está involucrado en una difícil campaña de reelección en Indiana.