Decenas de miles de surcoreanos manifestaron el sábado en Seúl para reclamar la partida inmediata de la presidenta Park Geun-Hye, que fue destituida por el Parlamento salpicada por un escándalo de corrupción y cuyo destino está ahora en manos de la Corte Constitucional.
Los manifestantes, que eran más de 550 mil según los organizadores a pesar de un frío polar, se dirigieron hacia la sede de la presidencia, las oficinas del primer ministro y de la Corte Constitucional.
La policía no adelantó una estimación de participación.
"Detengan a Park inmediatamente", gritaban los manifestantes, que pidieron a la Corte Constitucional que acelere el proceso de destitución de la presidenta.
El Parlamento votó el 9 de diciembre una moción de destitución de Park, envuelta en un escándalo de corrupción que involucra a una amiga suya, Choi Soo-sil, acusada de haber usado su influencia para enriquecerse e influir en sus decisiones políticas.
La Corte, que comenzó a analizar el caso el jueves, tiene hasta 180 días para avalar o no la partida de Park.
Con carteles y globos los manifestantes cantaron y bailaron al son de canciones de Navidad con las letras cambiadas para ridiculizar a la presidenta y reclamar su partida.
"Es una víspera de Navidad especial, ya que es una ocasión de mostrar a mis hijos lo que es la democracia", declaró a la AFP Yoon Ki-Seung.
Unos 300 jóvenes vestidos de Papá Noel distribuían libros y cartas de Navidad a los niños, cantando: "regalos para los niños, esposas para Park".
Este es el noveno sábado consecutivo en que los manifestantes se juntan para reclamar la partida de Park.
La presidenta conserva de momento el título pero sus poderes fueron transferidos al primer ministro.
Si los jueces confirman la destitución se deberá organizar dentro de los 60 días una elección presidencial anticipada.
Park está acusada por la fiscalía de complicidad con su amiga Choi Soon-Sil, imputada por extorsión y abuso de poder. Se sospecha que utilizó su influencia sobre la presidenta para obligar a grandes grupos empresariales a donar decenas de millones de dólares a sus dos fundaciones, que supuestamente tenían fines caritativos, pero cuyos fondos aprovechaba a título personal.
La fiscalía surcoreana también acusa a Park de ordenar a sus colaboradores la entrega de documentos oficiales a Choi, a pesar de que ésta no ocupaba ninguna función oficial ni tenía las autorizaciones necesarias.