Nate se debilitó todavía más en la mañana de este domingo 8 de octubre y pasó de tormenta a depresión tropical mientras avanzaba tierra adentro por el sur de Estados Unidos, adonde había llegado como huracán tras dejar un rastro de muerte y destrucción en Centroamérica.
En la costa sur estadounidense, Nate hacía sentir su poder ocasionando inundaciones y masivos cortes de energía, que podrían extenderse hasta por una semana. Se trata del tercer ciclón en afectar la zona en los últimos dos meses, como parte de una temporada de huracanes especialmente activa.
Más de 100 mil personas se encontraban sin servicio eléctrico por los efectos de Nate, que antes de ser rebajado a tormenta tropical tocó dos veces tierra en el sur de Estados Unidos: primero en Luisiana en la noche del sábado y horas después en la costa de Mississippi.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) con sede en Miami informó a las 15:00 GMT que la tormenta tenía vientos máximos de solo 35 kilómetros por hora en dirección norte-noreste y se acercaba a Birmingham, Alabama, a una velocidad de 37 km/h.
Sin embargo, el centro había alertado que "la combinación de una peligrosa tormenta y la marea causarán crecientes inundaciones en las áreas normalmente secas de la costa hacia zonas del interior".
Algunas zonas sufrieron inundaciones de unos 2.5 metros y se esperaba que la tormenta produjera hasta 25.4 centímetros de lluvia, según el NHC.
En Alabama, el alcalde de Dauphin Island, Jeff Collier dijo que aparentemente la gran mayoría de los residentes decidieron pasar la tormenta en casa. "Tuvimos algunas casas inundadas, numerosos vehículos también, cosas de esa naturaleza... pero no creemos que hayamos tenido ningún tipo de heridos", dijo a CNN.
La gobernadora de Alabama, Kay Ivey, tuiteó que había pedido al presidente Donald Trump emitir una declaración de emergencia "para asegurar tener a la disposición todos los recursos posibles para responder" a Nate.
Trump liberó ayuda federal para ayudar a mitigar el impacto de la tormenta en Luisiana y Mississippi, en caso de que fuera necesaria. Pero Nueva Orleans, que había sido devastada por el huracán Katrina en 2005, que dejó mil 800 muertos, parece haber escapado de la furia de Nate.
La oficina del alcalde levantó el toque de queda impuesto como medida de prevención, señalando que la alerta de huracán para la ciudad había quedado sin efecto. Mientras la tormenta se acercaba fueron dispuestos refugios para personas evacuadas de áreas con riesgo de inundaciones y las autoridades llamaron a los residentes a almacenar comida y agua para varios días.
A su paso por Centroamérica, Nate dejó una estela mortal: al menos 16 personas fallecieron en Nicaragua, 10 en Costa Rica, tres en Honduras y dos en El Salvador.