El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se pronunció este sábado sobre los recientes acontecimientos en ese país, donde el miércoles pasado iniciaron protestas contra una reforma al seguro social.
Después de hacer un largo recorrido histórico desde la década de 1980 en adelante, en el que se atribuyó capacidad de diálogo y de búsqueda de la paz como uno de los principales personajes políticos de esas décadas en el país, Ortega acusó a las minorías que –según él– buscan financiamiento en Estados Unidos para costear sus manifestaciones.
Ortega dijo que las muertes fueron provocadas por "pandillas" que "siembran el terror y la inseguridad en todos los ciudadanos".
Acto seguido, justificó las reformas a la seguridad social: dijo que son necesarias aduciendo que expertos internacionales han aconsejado tomar medidas drásticas para evitar la quiebra del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS).
Reiteró que están dispuestos a dialogar para valorar la mejor manera de aplicar los ajustes.
De igual forma, anunció que estarían dispuestos a redactar medidas nuevas, si fuese necesario, y adelantó que la cámara de empresas privadas ya aceptó dialogar.
No se refirió a la censura aplicada a medios locales independientes, ni a la represión ejercida por cuerpos policiales. Tampoco hizo referencia al resto de demandas que manifestantes han planteado.
El pronunciamiento de Ortega se dio mientras en las calles continuaban las protestas, represión y agresiones hacia disidentes.
Tanto la Organización de Estados Americanos (OEA) como la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos se pronunciaron ante los hechos en Nicaragua.
Luis Almagro, secretario general de la OEA, hizo un llamado "a la paz, al respeto de la institucionalidad y a esclarecer los crímenes", y Liz Throssell, portavoz de dicha oficina de la ONU, expresó que "el Estado nicaragüense debe cumplir sus obligaciones internacionales para garantizar que las personas puedan ejercer libremente sus derechos a la libertad de expresión".
Nicaragüenses en el exterior se congregaron en los consulados en Miami, Florida (Estados Unidos), Madrid (España) y San José, (Costa Rica) para sumarse a las protestas contra el gobierno y pedir paz.