Nicaragua arranca este sábado la campaña electoral hacia los comicios del 6 de noviembre con un claro dominio del presidente Daniel Ortega, que busca un tercer mandato consecutivo, y una oposición cercenada que llama a la abstención.
Ortega, de 70 años, es el gran favorito como candidato del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), sin una oposición real, luego de que un fallo judicial dejó fuera de las elecciones a una coalición opositora con caudal electoral para disputarle la elección presidencial.
El ahora minoritario Partido Liberal Constitucional (PLC) anunció para la apertura de la campaña una caminata en la capital para promover la candidatura de su aspirante presidencial Máximo Rodríguez, mientras las otras agrupaciones no han dado a conocer sus actividades.
Ante el dominio sandinista, expresado en diversas encuestas de opinión, grupos de la oposición formularon llamados a abstenerse de participar en las elecciones con el fin de restar legitimidad a un proceso que consideran hecho a la medida de Ortega.
Cinco agrupaciones minoritarias de derecha, que según los sondeos no alcanzan ni 5% de respaldo, están inscritas para la elección. Además de Ortega y Rodríguez, los otros candidatos son Pedro Reyes, del Partido Liberal Independiente (PLI); Eric Cabezas, del Partido Conservador (PC); Saturnino Cerrato, de la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), y Carlos Canales, de la Alianza por la República (APRE).
La oposición, antes agrupada en el PLI, fue excluida el pasado 8 de junio de los comicios mediante una decisión del poder judicial, controlado por el oficialismo.
En un polémico fallo, la Corte Suprema ordenó entregar la representación legal del PLI a Reyes, un político alineado con el oficialismo, quien desconoció el plan opositor de abanderar una alianza contra Ortega.
La falta de un candidato de peso que dispute la elección a los sandinistas causa extrañeza en una población que muestra poco interés en los comicios, evade hablar sobre política o recurre al humor para expresar sus críticas al sistema.
Según una encuesta de M&R de enero pasado, más del 80% de los nicaragüenses teme expresar en público opiniones políticas. "Antes había otros partidos, como el PLC, pero ahora solo oigo que es el Frente Sandinista", comentó Maritza, una vendedora ambulante de frutas.
"En estas elecciones se sobrentiende quién va a ganar", dijo por su parte Yasser Matus, un trabajador del populoso Mercado Oriental, en alusión al candidato sandinista.
Matus considera que la población favorecerá con su voto a Ortega porque su gestión le ha traído beneficios. "No hay más que hablar, el Frente Sandinista va a seguir gobernando", aseguró.
En las calles de Managua, solo en algunos puntos de mucha circulación se observan rótulos gigantes con la foto de Ortega y su esposa Rosario Murillo, quien le acompaña en la fórmula presidencial.
Según una reciente encuesta de M&R, Ortega goza de la simpatía de 79.3% de los nicaragüenses y su esposa de 72.7%.
En la televisión y en la radio pasan canciones y viñetas con propaganda del FSLN en las que se exalta al mandatario y la continuidad de los programas sociales en marcha.
En los barrios pobres, seguidores de Ortega se encargan de hacer visitas a domicilio para ofrecer a los vecinos paquetes de alimentos, láminas de zinc, viviendas de bajo costo, becas de estudios técnicos u otros beneficios.
En sectores residenciales de clase media, la expectativa gira en torno a medidas económicas que tomaría Ortega tras su eventual reelección, ante la caída en la cooperación venezolana, que según cifras oficiales se redujo en 28% desde 2014.