Los aplausos siguen sonando para el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, por el premio Nobel de la Paz que le fue anunciado el pasado viernes. "Merecido premio", dijo ayer Angélica Lozano, representante a la Cámara. "Santos, terco, ha perseverado en lograr el acuerdo de paz. Colombia merece salir de la guerra que tiene en el siglo XIX a millones de víctimas, agravado por la indiferencia de las mayorías urbanas.
Confío que este Nobel le permita la fuerza en la mesa y la sociedad para que superemos el juego de Álvaro Uribe, quien busca dilatar y eliminar lo mejor del acuerdo: desarrollo rural en la tierra del olvido y justicia que garantice toda la verdad de los militares.
Él quiere aislarlos, que vayan a justicia ordinaria inoperante y nunca digan quiénes daban las órdenes de crímenes de Estado e impulso a los paramilitares.
La paz es imparable y paradójicamente Santos, político del establecimiento, nos ha cumplido a cabalidad con su gestión de paz", aseguró.
Para Lozano, que hizo campaña por el Sí, la paz es de todos, no de los expresidentes y políticos. "El Nobel refuerza la voz ciudadana que atraviesa el país exigiendo el acuerdo ya y le da gobernabilidad para resistir en el Congreso e instituciones a quienes apostaron con derrumbar al gobierno así arrastraran en sus vanidades al país entero".
Pese a haber formado parte del No, Andrés Castro, abogado y profesor de Ciencias políticas que votó por el No, es optimista con el premio. Primero, dice, porque ayer viernes "hubo un comunicado conjunto de los negociadores desde La Habana donde se puede entrever que hay intención de mantener el proceso hasta llegar a un acuerdo más amplio que le convenga a todos, inclusive a otros grupos alzados en armas como el ELN".
Aunque es consciente de que no va a ser fácil, dice, "ya están trabajando las comisiones para revisar el acuerdo.
Ese trabajo no puede tardar tanto; si no, se empezarán a echar en cara que no se está avanzando correctamente y caeremos en la misma radicalización de siempre. La presión de las marchas de los jóvenes, quienes han entendido que por encima de todo está el derecho fundamental a la Paz, pueden tener un efecto positivo para acelerar una definición".
Para Castro, el premio a Santos "es muy bueno para el país porque no es solo para Santos sino para las víctimas del conflicto, puede tener un efecto positivo para destrabar el impase del resultado del plebiscito".Con Castro coincide la senadora Claudia López, quien hizo campaña por el Sí.
Para ella este es el momento para que se mantenga el cese al fuego bilateral y "todas las partes asuman su cuota de responsabilidad en este momento de incertidumbre y actúen de manera constructiva en los diálogos para lograr ajustar y concretar unos nuevos acuerdos de paz".
Reiteró que desde que se conocieron los resultados del plebiscito hasta que se anunció el Nobel se han registrado hechos positivos que permiten que el proceso avance, como por ejemplo: los que promovieron el Sí aceptaron democráticamente la derrota, Santos abrió el diálogo con todos los sectores, las Farc reconocieron los resultados y se mostraron abiertas a incorporar ajustes, los ciudadanos les exigieron a los políticos dirimir sus diferencias para no frustrarles a ellos el derecho de vivir en paz, y Santos volvió a recibir el respaldo internacional.
Por esas razones, sostiene la senadora, todas las partes deben asumir su responsabilidad para dialogar y lograr nuevos acuerdos de paz.
El exalcalde de Bogotá Jaime Castro, uno de los líderes del No, también piensa que este fue un buen momento para el Nobel, "porque le da un segundo aire al proceso de paz en curso y constituye un estímulo para que sus actores principales -el gobierno, los partidarios del Sí y del No, y las Farc- acuerden definitivamente sus desarrollos inmediatos y su conversión en normas legales y constitucionales, que es lo que lo blinda jurídicamente".