El Ministerio Público Federal de Brasil ha tramitado la segunda acusación por corrupción contra el presidente de Odebrecht, el empresario Marcelo Odebrecht, quien está en prisión en Curitiba (región de Paraná) desde el 19 de junio pasado, acusado de pagar coimas millonarias a directivos de Petrobras, la mayor petrolera estatal del país.
Los fiscales brasileños acusan –en un documento de en 137 páginas– a Odebrecht y a otras cinco personas de la comisión de 64 crímenes, entre estos la formación de una “gran organización criminal” concebida para instalar en Brasil un “poderoso cartel nacional” que consiguiera licitaciones públicas de Petrobras de manera fraudulenta.
Según la tesis de los investigadores, Odebrecht conseguía licitaciones públicas de Petrobras de manera fraudulenta, inflando el precio de los contratos y repartiéndose las diferencias entre los directivos de la empresa estatal y los políticos que favorecían la corrupción.
“Este esquema posibilitó que fueran falsificados los procedimientos de licitación referentes a las mayores obras contratadas por Petrobras entre los años 2006 y 2014, maniobrando ilegalmente los lucros de las empresas”, se lee en la segunda denuncia contra el empresario brasileño, a la que tuvo acceso La Prensa.
En concreto, los magistrados de la Fiscalía de Brasil en Paraná inculpan a Odebrecht –la novena fortuna de Brasil, valorada en más de 3 mil 300 millones de dólares– de pagar coimas por un monto de 137 millones de reales (unos 35 millones de dólares) a varios exdirectivos de Petrobras con relación a ocho contratos dependientes de la estatal petrolífera, ejecutados entre 2004 y 2011.
Uno de esos contratos bajo sospecha de corrupción es la construcción del Complejo Petroquímico de Río de Janeiro por parte de Odebrecht –obra inacabada y en la actualidad paralizada por las irregularidades–, que inicialmente fue valorado en 8 mil 400 millones de dólares pero que ya ha costado 30 mil 500 millones de dólares.
Los investigadores tienen en su poder correos electrónicos y mensajes encontrados en el móvil personal del propio Marcelo Odebrecht –requisado por la Policía Federal durante su detención– que evidenciarían su control en las prácticas comerciales ilícitas.
MENSAJES CIFRADOS
En un correo fechado el 17 junio de 2010, Marcelo Odebrecht da indicaciones precisas –para lo que parece el manejo de una coima– al presidente de Odebrecht en América Latina, Luiz Antonio Mameri. “A las 11h voy a estar con el italiano. Sería el caso de decirle que con los 700 que está señalando difícilmente tendrá algo, y que si nos autorizaran, E.B. podría intentar conseguir 50 de reembolso con el propósito de llegar a 1200”, escribe el presidente de Odebrecht.
Para los investigadores brasileños, hay varias claves en este mensaje que enmascaran su verdadero significado. Según los magistrados, reembolso significaría coima y E.B. serían las iniciales de Ernesto Baiardi, responsable de Odebrecht en Angola, de manera que Marcelo Odebrecht “estaría ofreciendo de forma encriptada 50 millones de dólares en coimas para que el precio de la contratación final se incrementara de 700 millones de dólares a 1.2 billones de dólares [mil 200 millones de dólares]”, según la documentación consultada.
El supuesto objetivo ilícito de las comunicaciones quedaría más claro en el siguiente correo que reposa en el sumario del caso en el que el responsable de Odebrecht en América Latina, Luiz Antonio Mameri, responde a Marcelo Odebrecht, copiando al director de la empresa brasileña en Angola, Ernesto Baiardi.
“Es muy arriesgado para E.B tener un desgaste así en ese tentativo. Hoy no existe interlocutor que conozca el acuerdo pasado y que pueda dar continuidad, llevan el asunto al jefe de allí. Además el ambiente allí está muy sensible para ese tipo de diálogo; sería muy arriesgado […]. Lo que usted puede hacer es incentivar al italiano para entrar en el asunto, confiando para que después se restablezca el contacto para recuperar algo”, responde Luiz Antonio Mameri.
En respuesta, Marcelo Odebrecht explica que su temor no es obtener una licitación para Odebrecht de menor valor del que se podría, sino perder definitivamente el contrato. Los fiscales alegan que estos mensajes prueban la práctica de delitos corruptivos en Odebrecht, a través de la promesa de coimas en contrataciones públicas.
Junto a la denuncia, el fiscal jefe de las investigaciones de la llamada operación “Lava Jato”, Deltan Dallagnol –quien a a sus 35 años de edad se ha convertido en uno de los héroes de su país–, pide al juez que se mantenga la prisión cautelar para el ejecutivo Marcelo Odebrecht y sus supuestos cómplices. “Es una medida extrema, para un caso extremo”, afirmó el fiscal.
Campaña contra los medios
En un correo con fecha del 31 de enero de 2015, titulado “Contra-información”, Marcelo Odebrecht instó a los ejecutivos del grupo brasileño a empezar una “guerra de guerrillas” contra medios de comunicación de Brasil.
Sus órdenes eran claras. Sus fieles ejecutivos debían armar un dossier con información deliberadamente errada de Odebrecht y encontrar a un emisario “envenenado” que entregaría los documentos a Época, la revista brasileña que destapó el escándalo de las acusaciones de tráfico de influencias contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
“A ver si pueden producir esta semana (hasta el 4) un “expediente” contra nosotros, con todas las offshores que incluyan algunos detalles de transacciones que puedan parecer importantes. Un archivo que parezca que puede destruirnos, pero que en la práctica todas las offshore son legales. Deberían encontrar a alguien (sin relación conocida con nosotros) que pueda ofrecer este material a Época el día 5 (enero). Ya prepararé una respuesta fuerte por nuestra parte para desmoralizarlos totalmente la próxima semana”, ordenó sin escrúpulos Odebrecht.