La oposición venezolana define este viernes la agenda que impulsará con el control absoluto del futuro Parlamento , enfocada en la liberación de sus dirigentes presos y reformas económicas, pero el presidente Nicolás Maduro las rechazó de antemano al descartar una conciliación.
La coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD, centroderecha) reunió este viernes en un hotel de Caracas a sus 112 diputados electos, para coordinar la agenda que desarrollarán a partir del 5 de enero cuando se instale la nueva Asamblea Nacional de 167 escaños, elegida el pasado domingo.
En sesión el jueves, la actual Asamblea Nacional, controlada por el oficialismo chavista, nombró como directora de la Defensoría Pública a Susana Barreiros, la jueza que condenó a López a casi 14 años acusado de promover la violencia en las protestas antigubernamentales de 2014.
"La Asamblea está blindada por la Constitución, va a defender al pueblo con una agenda social, económica y política. Podemos aprobar en nuestra primera sesión la ley de amnistía y trabajar en función del nuevo modelo económico.
El señor Maduro que siga peleando sólo", declaró a la prensa el diputado opositor reelecto Tomás Guanipa, en el hotel donde estaba reunida la MUD.
Antes de entregar el control del parlamento, los diputados oficialistas tienen previsto nombrar a 12 magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), foco de conflicto porque según la oposición los candidatos son afines al chavismo.
El secretario ejecutivo de la MUD, Jesús Torrealba, afirmó en rueda de prensa que la "moribunda Asamblea" nada podrá hacer contra "la voluntad de cambio expresada en las urnas.
Atribuyendo la crisis económica a un errado modelo económico centralista al que se aferra el gobierno de Maduro, la MUD adelantó que pretende dictar o reformar leyes para enfrentar la seria escasez de alimentos que provoca largas filas en los supermercados.
Ofrece además incentivar la productividad del país, altamente dependiente de las importaciones y cuyo 96% de divisas las genera el petróleo, revertir expropiaciones, adecuar los salarios al elevado costo de vida y eliminar los monopolios en la prestación de servicios públicos, entre otras medidas, según un documento preliminar.
No obstante, ante cientos de militantes de su partido reunidos en un congreso extraordinario, Maduro prometió la noche del jueves una "contraofensiva revolucionaria", al asegurar que la oposición pretende desmontar el modelo socialista y las conquistas para los sectores más pobres del país.
"O triunfa la contrarrevolución y se impone un modelo neoliberal tutelado por los Estados Unidos, fascista, lleno de odio, que acabe con todos los logros de la revolución. O nosotros hacemos una contraofensiva popular", afirmó Maduro, al subrayar que "no es tiempo de cohabitación".
El presidente había afirmado antes de las elecciones que convocaría al diálogo a los diputados electos, pero tras la aplastante derrota, que atribuyó a una "guerra económica" de empresarios de derecha que provocan la crisis, endureció sus discurso y prometió dar la batalla contra lo que llama la "Asamblea burguesa".