El papa Francisco publicó una nueva exhortación apostólica fechada el pasado 19 de marzo y titulada Gaudete et Exsultate (Alegraos y regocijaos) en la que reflexiona y ofrece indicaciones para ser santos "de la puerta de al lado" en el mundo contemporáneo.
El nuevo documento del pontífice, en el que propone santos "de clase media" que busquen la santidad en dar lo mejor de sí mismos en su vida cotidiana, más allá de "supuestos éxtasis", y cercanos a los pobres y a los que sufren, se estructura en torno a cinco capítulos: 'El llamado a la santidad', 'Dos sutiles enemigos de la santidad', 'A la luz del maestro', 'Algunas notas de la santidad en el mundo actual' y 'Combate, vigilancia y discernimiento'.
En apenas 42 páginas en su versión en español, Jorge Mario Bergoglio condensa los puntos clave de su pontificado, como es la defensa de los excluidos, de las periferias del mundo o los inmigrantes.
"Suele escucharse que, frente al relativismo y a los límites del mundo actual, sería un asunto menor la situación de los migrantes, por ejemplo. Algunos católicos afirman que es un tema secundario al lado de los temas 'serios' de la bioética. Que diga algo así un político preocupado por sus éxitos se puede comprender, pero no un cristiano, a quien solo le cabe la actitud de ponerse en los zapatos de ese hermano que arriesga su vida para dar un futuro a sus hijos”, afirma, al reflexionar en el capítulo tercero sobre las ideologías que amenazan en el contexto actual al Evangelio.
De otro lado, explica que el “carnet de identidad” del cristiano y la clave para llegar a ser santos son las bienaventuranzas: ser pobres en espíritu y corazón; ser mansos, incluso con los adversarios –algo en lo que reconoce que la Iglesia se ha "equivocado" muchas veces–; llorar con los que lo están pasando mal; ser misericordiosos; buscar la justicia –rehuyendo "las pandillas de corrupción"–; ser perseguidos, con violencia o burlas; y construir la paz –no solo frente a las guerras, sino también ante la "difamación y la calumnia" que son "como un acto de terrorismo"–.
A su juicio, la santidad no puede entenderse "al margen" de este compromiso con los demás. "Cuando encuentro a una persona durmiendo a la intemperie puedo sentir que ese bulto es un imprevisto que me interrumpe, un estorbo en mi camino, un aguijón molesto para mi conciencia, un problema que deben resolver los políticos, y quizá, hasta una basura que ensucia el espacio público", advierte, para avisar que eso no es propio del cristiano.
MUJERES SANTAS Y REFORMADORAS
Dentro de las formas variadas de santidad, el papa Francisco destaca a las mujeres santas y asegura que "el genio femenino" se manifiesta también en "estilos femeninos de santidad, indispensables para reflejar la santidad de Dios en este mundo".
En este sentido, apunta que, incluso en épocas en que las mujeres fueron relegadas, hubo santas que provocaron "importantes reformas en la Iglesia" y "nuevos dinamismos espirituales"; y menciona a santa Hildegarda de Bingen, santa Brígida, santa Catalina de Siena, santa Teresa de Ávila o santa Teresa de Lisieux.
También avisa de dos errores "nocivos e ideológicos", el de los cristianos que "convierten al cristianismo en una especie de oenegé" y el de aquellos que viven "sospechando del compromiso social de los demás, considerándolo algo superficial, mundano, secularista, inmanentista, comunista y populista" o que "lo relativizan".
Y pide que se defienda con igual firmeza tanto al no nacido como a los pobres y migrantes.
VIOLENCIA VERBAL EN REDES SOCIALES
Por otra parte, el pontífice alerta de las "redes de violencia verbal" a través de internet y foros. "Aun en medios católicos se pueden perder los límites, se suelen naturalizar la difamación y la calumnia, parece quedar fuera de toda ética y respeto por la fama ajena", critica.
Asimismo, el papa Francisco advierte del zapping al que están expuestos los jóvenes del mundo actual, donde pueden interactuar en "escenarios virtuales" o navegar en varias pantallas simultáneamente y propone el "discernimiento espiritual", es decir, la capacidad de razonar y reflexionar con la ayuda de la oración para entrever "el proyecto único que Dios tiene para cada uno", con el fin de no convertirse en "marionetas a merced de las tendencias del momento".
Durante sus cinco años de pontificado el papa ha publicado además dos encíclicas, Lumen fidei, cuya redacción inició Benedicto XVI y fue publicada en 2013, y Laudato si, que vio la luz en 2015 y que probablemente es uno de los documentos que más repercusión ha tenido, en el que reflexionaba sobre la importancia de salvaguardar y proteger el medio ambiente.

