El Papa aprovechó la misa dominical para exigir al colegio cardenalicio que no se aíslen "en una casta" y que acojan a los marginados sin condenas.
El primer cardenal panameño, José Luis Lacunza, que concelebró con el Papa y con más de 160 purpurados en la basílica de San Pedro, escuchó con atención la imponente homilía que resumió los pilares del pontificado de Francisco.
Bergoglio pidió al colegio cardenalicio que actúe con decisión ante las injusticias y que no se quede "mirando de forma pasiva el sufrimiento del mundo". Con un mensaje claro y directo, Francisco les recordó que la credibilidad de la Iglesia se basa en acoger a los marginados con misericordia.
En ese sentido, reivindicó el “evangelio de los marginados” que pasa por acercarse con ternura, misericordia, compasión y caridad a los más pobres.
Para el presidente panameño, Juan Carlos Varela, que este lunes completa su agenda institucional con una reunión con el primer ministro italiano, Matteo Renzi, el cardenal Lacunza representa esa Iglesia “pobre y para los pobres” que quiere Francisco.
De los 20 nuevos purpurados, provenientes de 18 países, solo 15 son electores por ser menores de 80 años, entre los que está Lacunza. Sólo uno de ellos, el colombiano José de Jesús Pimiento, de 95 años, no pudo asistir al consistorio por motivos de salud.