Papa se va de Colombia, ¿se dará la reconciliación?



El papa Francisco se despidió de Colombia con una última súplica: “No nos quedemos en dar el primer paso”.

Durante cinco días de su viaje, el pontífice latinoamericano dijo una y otra vez a los colombianos que es hora de conciliar a esta nación desangrada por más de cinco décadas de conflicto armado.

El primer paso lo dieron el año pasado con la firma de un acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla de las FARC, y ahora el papa les ha pedido avanzar aún más. El presidente Juan Manuel Santos fue uno de los primeros en reaccionar tras la partida el domingo del pontífice y consideró que sus llamados a caminar hacia la paz llevarán a la reflexión.

“Nos dijo que es hora de tender puentes, desactivar odios, renunciar a venganzas, y reconciliarnos en un encuentro fraterno”, dijo el mandatario. Sin embargo, aflora la interrogante de qué tanto calará el mensaje del pontífice en un país polarizado políticamente y donde a muchos les cuesta perdonar las atrocidades de la guerra, más si tocaron a sus familiares.

Algunas víctimas, de hecho, reconocieron frente al papa durante la visita que aún les costaba dar ese paso. “Me parece que la pasión y poder de sus mensaje sí puede contribuir al proceso largo y doloroso de la reconciliación, aunque es muy difícil medir tal cosa”, dijo a The Associated Press Andrew Chesnut, profesor de estudios religiosos en Virginia Commonwealth University, Estados Unidos.

El experto Juan Miguel Espinoza Portocarrero, del departamento académico de teología en la Pontificia Universidad Católica de Perú, coincide, aunque con salvedades.

El papa “fue muy fuerte en que la reconciliación solo llega como consecuencia de procesos de verdad y justicia, de asumir responsabilidades y hacerse cargo de la realidad”, apuntó a la AP.

Durante su periplo, el papa también buscó despertar a la Iglesia colombiana con el fin de que tenga un mayor protagonismo en el postconflicto y atienda con más impulso y abra sus puertas a los más vulnerables, dejando claro que la casa de Dios no es una aduana. Al respecto, dijo Chesnut, “lo que sí se podrá observar (tras el viaje del papa) es si la Iglesia colombiana se convertirá en una fuerza más dinámica de la reconciliación nacional”.

Refirió que el episcopado colombiano no apoyó oficialmente la ratificación de los acuerdos de paz rubricados por el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las FARC, que terminaron con cinco décadas de hostilidades que causaron más de 220 mil muertos.

Como punto culminante de su viaje a Colombia, Francisco realizó el domingo un acto que tenía un significado muy personal para él en la histórica Cartagena: homenajear a un santo que fue jesuita como él y que se dedicó a cuidar y a defender a los esclavos africanos en la colonia española.

Francisco es el tercer papa que visitaba el país en la historia, después de Pablo VI y Juan Pablo II.

En el último día de su viaje pastoral por Colombia, el papa Francisco denunció la explotación humana a través de la prostitución, el narcotráfico y el desamparo en el que viven muchas personas en el mundo. “Todavía hoy, en Colombia y en el mundo, millones de personas son vendidas como esclavos, o bien mendigan un poco de humanidad”, dijo el papa el domingo durante un rezo en homenaje a San Pedro Claver, un santo español que luchó y defendió a los esclavos africanos.

Para el pontífice, la humanidad tiene que darle un momento de ternura a esos seres explotados, que “se hacen a la mar o emprenden el camino porque lo han perdido todo, empezando por su dignidad y por sus propios derechos”.

Francisco también levantó la voz contra la violencia política en Venezuela, pidió una solución a esa “grave” crisis y se solidarizó con los venezolanos, incluso con los que huyen del conflicto.

Más tarde, en su última misa multitudinaria de la visita a la nación sudamericana, condenó con dureza el narcotráfico calificándolo como una lacra que “lo único que hace es sembrar muerte”.

“El hecho de concluir con esta oración por el país vecino revela la importancia que tiene la situación venezolana para el primer Papa latinoamericano, que hasta el momento no ha podido solucionar como lo hizo con el acuerdo de paz en Colombia y con las relaciones entre Cuba y Estados Unidos”, consideró Chesnut.

Francisco también llamó la atención en los encuentros con obispos y sacerdotes sobre la importancia de la mujer para la Iglesia, en lo que los expertos vieron como una crítica al machismo intrincado en América Latina.

“En el contexto de una carencia perenne de sacerdotes, las laicas colombianas y latinoamericanas son esenciales para la vida eclesial”, expresó Chesnut.

“Ha hablado de no convertir a los laicos y a las mujeres en ‘siervos’ del clericalismo, uno de los males más fuertes de la Iglesia hoy, en especial en América Latina”, dijo Espinoza Portocarrero.

“Asumo que insistirá en este mensaje en los viajes en Perú y Chile”, en enero. 

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