El expresidente de Perú, Alberto Fujimori, preso por crímenes de corrupción y contra los derechos humanos, dijo temer que una nueva enfermedad cardíaca que lo aqueja lo mate antes de haber unido a sus hijos, dos populares políticos con abiertas discrepancias.
"Viví dos días de zozobra y reconozco que sentí miedo, pero no a la muerte sino a dejar pendientes planes como pasear por el parque con mis nietos y unir un poco más a mis hijos", escribió Fujimori en una cuenta de Twitter autorizada por él.
Fujimori, padre de cuatro hijos, alude a dos de ellos, Keiko y Kenji, políticos de oposición en Perú, quienes han dejado en evidencia una guerra de poderes dentro del fujimorismo, que controla el Congreso.
La facción liderada por Keiko, excandidata presidencial y lideresa de Fuerza Popular, ha sido más dura y no ha dado respiro al gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, mientras que Kenji, el parlamentario electo con más votos, ha sido más conciliador y tendido puentes.
El exmandatario, de 79 años, explicó que hace cuatro meses en la base policial donde está recluido al este de Lima, sintió los primeros malestares. "Estos síntomas son parte de una enfermedad llamada fibrilación auricular", un tipo de arritmia cardíaca, indicó.
"Espero que un tercer episodio no tenga un desenlace fatal", anotó Fujimori en una carta de puño y letra publicada en la red social.
El fin de semana, Fujimori regresó a prisión tras pasar cinco días internado en una clínica debido a una dolencia cardíaca, que lo confinó en cuidados intensivos. Es la segunda vez en los últimos tres meses que Fujimori es hospitalizado por problemas cardíacos.
En mayo presentó una arritmia por insuficiencia en la válvula mitral. La salud de Fujimori ha despertado acalorados debates en Perú desde que el presidente Kuczynski aseguró en abril que evalúa concederle un indulto humanitario basado en un informe médico independiente.
Varias fuentes indican que el beneficio se podría otorgar a fin de año. Según su médico, Fujimori sufre hipertensión y una lesión cancerígena en la lengua por la cual ha sido operado en seis ocasiones desde fines de la década de 1990.
El autócrata expresidente (1990-2000) cumple desde 2007 una condena de 25 años de cárcel por corrupción y crímenes de lesa humanidad cometidos durante su gestión.
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