La primera ministra británica, Theresa May, sufrió este jueves 14 de febrero, una humillante derrota en el Parlamento al rechazar los legisladores su plan para el brexit.
La Cámara de los Comunes rechazó por 303 votos contra 258 una moción de apoyo a la manera como May encara el divorcio.
La derrota, aunque más simbólica que vinculante, pone de relieve la debilidad de la mandataria para solicitar cambios en el acuerdo de divorcio por parte de la Unión Europea (UE), a fin de que la respalde el Parlamento.
La derrota de May quedó asegurada cuando miembros de una fracción partidaria acérrima del brexit en el oficialismo conservador, el llamado Grupo de Investigaciones Europeas, se abstuvieron en la votación por considerar que el gobierno está descartando la opción de salir de la UE sin un acuerdo.
El secretario de Comercio Internacional, Liam Fox, un destacado partidario del brexit en el gabinete, advirtió previamente que una derrota del gobierno, aunque no sea vinculante, enviaría un mensaje equivocado a la UE.
“Quieren ver si el Parlamento es consecuente”, dijo. “Creo que existe el peligro de enviar señales equivocadas y creo que debemos comprender que la opinión pública quiere que salgamos de la Unión Europea, pero prefiere que salgamos de la Unión Europea con un acuerdo”.
May se ha negado a descartar un brexit sin acuerdo al tratar de obtener concesiones del bloque. La mayor parte del sector empresario y los economistas aseguran que la economía británica sufrirá graves perjuicios si el país sale de la UE el 29 de marzo sin un acuerdo, lo que conllevaría aranceles y otros obstáculos al comercio.
Los 27 países que permanecen en la UE insisten en que el acuerdo vinculante firmado con el gobierno de May en noviembre, no se puede renegociar.
Los líderes del bloque se han mostrado exasperados con el pedido británico de cambios de último momento y la falta de propuestas firmes.