Puerto Rico llora sus muertos en Orlando

Puerto Rico llora sus muertos en Orlando


Puerto Rico celebró sombrías vigilias y se prepara para enterrar a muchos de los suyos después de que se confirmara que casi la mitad de las personas asesinadas en un club nocturno de Orlando eran puertorriqueños.

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El secretario de Justicia de la isla, César Miranda, señaló que de los 49 muertos, 23 eran puertorriqueños, aunque no estaba claro de inmediato cuántos nacieron en la parte continental de Estados Unidos de padres puertorriqueños y cuántos se habían mudado desde el territorio.

"Ante dicha pérdida, vengo obligado a reflexionar sobre todas las problemáticas sociales que convergen para facilitar esta matanza: la intolerancia en cuanto a preferencias de género, el discrimen contra los latinoamericanos en Estados Unidos y el amplio acceso a las armas en ese país", dijo. "

Por eso hay que reafirmar nuestro compromiso con estos tres frentes en Puerto Rico y unirnos con nuestra diáspora y al pueblo estadounidense para continuar dando pasos de avance en la dirección de la equidad", agregó.

Roberto Padua, subsecretario del Departamento de Estado de Puerto Rico, dijo en una entrevista telefónica que su agencia está ayudando a las familias a regresar los cuerpos de sus seres queridos a la isla.

Indicó que las autoridades no saben todavía cuántos funerales se realizarán en Puerto Rico, pero dijo que varias familias han solicitado apoyo.

"Hay muchas familias que han vivido en Estados Unidos por muchos años pero quieren enterrar a sus seres queridos aquí", dijo Padua.

La noticia de la balacera ya había ocasionado un angustioso luto en lugares como Ponce, una ciudad en la costa sur de la isla donde vivieron cinco de las víctimas de la masacre del domingo. Dos de ellas estaban de vacaciones, mientras que tres se habían mudado en años recientes.

"Son personas luchadoras, trabajadoras, honradas, sinceras, simpáticas y que se han ganado todo lo que han logrado", dijo Sullymarie Sosa, una residente de Ponce que conocía a las víctimas a través de un grupo de baile al que pertenecían en esa ciudad.

La masacre fue un golpe particularmente duro para la comunidad LGBT de Ponce.

Muchos conocían a las víctimas, algunas de las cuales se habían mudado a Orlando en busca de trabajo y para huir de una crisis económica que ha provocado el mayor éxodo de isleños al continente en décadas.

La alcaldesa de San Juan hizo un llamado a todos los puertorriqueños a redoblar sus esfuerzos para combatir la homofobia, en un acto donde rindió homenaje a las víctimas.



Muchos, como Leroy Valentín, de 25 años, eran músicos o bailarines. Valentín había tocado en la banda municipal de Ponce durante 10 años y era miembro de un cuerpo de baile.

Su música preferida era el reggaetón y era fan de la cantante pop Christina Aguilera. Se había mudado a Orlando dos años atrás, pero había realizado una visita sorpresiva a Puerto Rico hace un par de meses, dijo su amigo Eduardo Pacheco. "Era una persona sencilla, amable, le gustaba ayudar y era respetuoso", agregó Pacheco.

Pacheco estuvo entre más de 200 personas que se congregaron en una plaza histórica en Ponce para recordar a las víctimas de Omar Mateen, quien abrió fuego en el club con un fusil semiautomático AR-15 y una pistola.

La masacre motivó que el gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, declarara una jornada de luto para el viernes.

"Espero que este lamentable incidente nos ayude a cobrar conciencia sobre la importancia de que erradiquemos el odio en todas sus manifestaciones", dijo el mandatario. "Dios brinde fortaleza, paz y serenidad a todos en medio de este amargo momento".

Más de 300 personas asistieron a una vigilia en San Juan la noche del martes para rendir homenaje a las víctimas de la masacre.

Entre ellas estaba Pedro Catalán, un profesor de historia de 52 años de edad que dijo que la matanza es un golpe particularmente duro para la isla debido a sus relaciones con Orlando, donde vive una de las mayores comunidades de puertorriqueños en Estados Unidos."

Esto nos golpea duro porque cada uno de nosotros pudo haber estado en los zapatos de cada una de las víctimas", dijo Catalán. "Nos identificamos con todos".

La alcaldesa de San Juan Carmen Yulin Cruz dijo que la tragedia reverberó por toda la isla a tal punto que algunos niños preguntaban a sus padres si también serían asesinados por tener dos mamás.

La alcaldesa hizo un llamado a todos los puertorriqueños a redoblar sus esfuerzos para combatir la homofobia, en un acto donde rindió homenaje a las víctimas.

Pedro Julio Serrano, un conocido activista por los derechos gay, dijo que su "corazón está hecho pedazos". "Esto golpea muy de cerca el corazón de la comunidad LGBT puertorriqueña.

Es una tragedia indecible y pudiera haber sido cualquiera de nosotros", dijo Serrano a la Associated Press poco después de volar a Orlando para consolar a sus amigos.

"Tenemos miedo", comentó. "Esto nos aterroriza, pero no vamos a vivir con temor". "La mayoría fueron en busca de un mejor futuro", dijo Ruiz. "Lamentablemente, perdieron sus vidas. Ahora tenemos que luchar para que esto no quede en vano, sino que nos dé más fuerza como comunidad".

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