Rafael Correa partió este lunes 10 de julio para Bélgica, como lo anunció en los últimos meses de su gobierno. Y se fue como le gustaba hacer las cosas durante su mandato: con mensajes a través de las redes sociales, rodeado de gente mostrando pancartas con su foto y dándole las gracias. Hasta una caravana se armó para acompañarlo al aeropuerto y escuchar su último discurso que sería pronunciado en una tarima dispuesta para tal fin.
El líder de la llamada revolución ciudadana se fue de Ecuador con su familia, dejando una estela de polémica y una visible erosión en su relación con su sucesor y copartidario Lenín Moreno, a quien criticó en entrevistas, tuits y artículos de opinión –desde que salió de la Presidencia el pasado 24 de mayo– por querer “diferenciarse” de su gobierno y haber iniciado procesos de acercamiento a grupos que Correa liga a lo que, afirma, es “el país del pasado, precisamente contra lo que nació AP [su partido, Alianza País] y nuestra revolución ciudadana”.
Sus críticas a Moreno fueron más directas y espinosas este lunes, al punto de que pidió a sus seguidores cuidar lo ganado y luchar por la revolución ciudadana, porque aunque está seguro de que derrotaron a la oposición el pasado 2 de abril, no está muy seguro de que venció la revolución.
También llamó la atención a su partido Alianza País, ese que lo postuló en solitario en las primeras elecciones. Le pidió ser “muy, muy claro en esta coyuntura” porque de lo contrario él será el primero desafiliarse.
Cada palabra de Correa generaba exclamaciones de aprobación en los presentes, a los que les pidió, varias veces, “entender” que lo de hoy no es una vacación, ni un hasta dentro de seis meses. Aseguró que se va a devolverle a su familia el tiempo que le quitó con estos años de política, porque ese es su deber y la familia es lo más importante.
Más temprano, en un tuit dejó resumido parte de su mensaje. “Llegó el día, Patria querida. Debo partir. Dejamos un país transformado pero aún en proceso. Lo sembrado es tanto y tan profundo que no debemos temer por lo efímero que se llevará el viento. Nada de lo mediocre y desleal permanecerá. El país ya conoció lo grande, lo correcto, lo bien hecho. El país tiene hoy memoria e inteligencia colectiva. ¡Hasta la victoria siempre!”, expresó a través de @MashiRafael.
El diálogo continúa. Seguimos empeñados en reconciliar al país. Para el odio, no cuenten conmigo.
Moreno, quien desde antes de su elección había dicho que su estilo de gobierno sería distinto, con menos confrontación, escuchándolos a todos, pero que también ha reconocido públicamente que Correa le dejó un legado grande a Ecuador, aprovechó el acto de cambio de la guardia presidencial para despedir al carismático líder. “Quiero aprovechar para decir desde aquí, a nombre del pueblo ecuatoriano, Rafael que tengas un buen viaje, que Dios te bendiga y que bendiga a toda tu familia, gracias a nombre del pueblo ecuatoriano por todos los logros de esta década, principalmente en beneficio de los más pobres y desprotegidos. La revolución continúa, la revolución sigue adelante; hay un cambio de estilo, sí, ratificaremos todo lo positivo y aquello que haya que cambiar lo cambiaremos, siempre hacia adelante. Vuelvo a recalcar y les pido a todos un aplauso cariñoso para nuestro presidente (...) mucho éxito y hasta la vuelta compañero, un aplauso para Rafael Correa”, dijo.
La disputa
Una de las primeras reacciones de Correa en contra del estilo de Moreno fue hecha pública a través de un artículo de opinión en el diario El Telégrafo el pasado 6 de junio, a propósito de los allanamientos efectuados por las autoridades judiciales en el marco de la investigación local del caso de sobornos de Odebrecht. “Sí molesta y ofende la falta de mención de todo este trabajo de meses, haciéndole el juego a la oposición sobre que se quiso ocultar algo. Prometimos una revolución ética y cumplimos. Ya no existe la corrupción institucionalizada de antaño, cuando, descaradamente, se repartían las aduanas; se llevaban en peso las telefónicas; se toleraba antros de corrupción y maltrato como el viejo Registro Civil o las cortes penales; se hacían negociados con el almacenamiento del gas o la compra de electricidad carísima a barcazas particulares; o, incluso, cuando se robaba ‘legalmente’, como fue el caso de la Ley AGD y del Feriado Bancario, consecuencias de un poder político totalmente capturado por intereses particulares”, expresó en una parte de su artículo.
También cuestionó el nombramiento de la Comisión Anticorrupción, incluso a pesar de que hubo críticas locales acerca de que sus integrantes eran exfuncionarios del gobierno, y el llamado que hizo el mandatario a la ONU para que apoye al país en materia de lucha anticorrupción.
“En democracia habrá que soportar ilustres desconocidos que llenos de vanidad y odio a la revolución ciudadana, se autodenominen ‘Comisión Nacional Anticorrupción’. Lo que sí sorprende es que se nombren oficialmente comisiones ad hoc, y, más aun, se pida ‘ayuda’ a organismos internacionales, claudicando en lo avanzado todos estos años en cuanto a institucionalidad y soberanía se refiere”, apuntó.
El segundo tambor de guerra con Moreno llegó el 16 de junio, a través de otro artículo de opinión en El Telégrafo. Ese día cuestionó el diálogo con los medios de comunicación y la posibilidad de la reforma a la Ley Orgánica de Comunicación, que ha sido calificada desde su aprobación por los medios y oenegés de defensa de la libertad de expresión como un método de censura y control para la prensa independiente.
“¡Cómo distorsionaron todo, todo el tiempo, para boicotear la acción del Gobierno! Al dinero electrónico lo convirtieron en ‘moneda paralela’; al servicio de seguridad pública, en ‘guardia pretoriana’; a los impuestos a las bebidas azucaradas, en ‘zarpazo al pueblo ecuatoriano’”, escribió. Y remató: “Pero resulta que todo ha sido un problema de ‘fluidez’ en la información. Que nada de esto ha existido. Que tremenda lucha ha sido solo un problema de ‘temperamento’. Pareciera que por un supuesto diálogo los que ganamos las elecciones las hubiéramos perdido. Que la oposición era la que tenía la razón. Que en nombre de la unidad hay que volver a someter al país a los agonizantes poderes fácticos. Se ordena informar a los medios, no a la ciudadanía, y les aseguro, después de una década de experiencia, que no es lo mismo. Grave error, gravísimo error”, expresó.
"Entrega sede por 100 años a Conaie", otro innecesario desaire a mi gobierno.Estrategia de "diferenciarse" no sólo es desleal, es mediocre.
También cuestionó declaraciones sobre aspectos de la educación universitaria y el que el presidente Moreno le haya otorgado a la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador “en comodato por 100 años” la sede de la Conaie en la región norte y suroriente, que le redujeran el presupuesto al festival “Camino a Loja”, y un supuesto negociado con la familia del expresidente Abdalá Bucaram para el manejo de las empresas eléctricas.
"La Ley está de nuestro lado. A liberarnos del yugo de la mala prensa." @MashiRafael pic.twitter.com/vXP8Xrj9rD
‘Cuiden lo ganado y defiendan la revolución’
“(...) Cuiden al país, cuiden la revolución (...) a defender lo ganado, a defender la revolución, obvio que el 2 de abril derrotamos a la oposición, no estoy muy seguro si venció la revolución ciudadana compañeros”.
“A cuidar que siga la revolución que por eso votó el pueblo ecuatoriano, que no me digan que es cambio de estilo las claudicaciones, el entreguismo, aquí deben florecer los principios, la lealtad, la excelencia, la coherencia, no la mediocridad y la deslealtad de estrategias de querer diferenciarse del anterior gobierno, dándole la razón a la oposición, aquello contra lo que hemos luchado 10 años y los hemos derrotado una y otra vez”.
“Y no podemos llamar a falsas unidades, si Alianza País no habla claro en esta coyuntura, no denuncia pactos inaceptables con el bucaramato, la entrega de empresas públicas, mejor es que deje de existir Alianza País. Porque nacimos para luchar contra eso, las componendas, la entrega, el reparto de la patria para el botín entre piratas, así que hay que hablar hoy más que nunca muy, muy claro, sino seré el primero en desafiliarme de Alianza País, porque yo no nací para eso, toda mi vida he sido coherente, a seguir luchando para que se respete la voluntad del soberano en las urnas, para seguir avanzando en nuestra revolución soberana y para que ese pasado contra el que nacimos, contra el que triunfamos, no vuelva nunca más. ¡Qué viva la patria nueva!, ¡Que viva la patria grande!, ¡Que viva la revolución ciudadana!, ¡Hasta la victoria siempre!”
(Extracto del discurso)