"Flamengo", "Corinthians", "Sao Paulo", así eran apodados los partidos políticos brasileños en las planillas de contabilidad paralela que llevaba la empresa Odebrecht, en el centro del escándalo de corrupción que sacude a Brasil.
El Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, recibía el sobrenombre de Flamengo, el equipo más popular del país, revela uno de los documentos entregados a la fiscalía por Luiz Eduardo Soares, exejecutivo de Odebrecht que acordó colaborar con las investigaciones a cambio de una reducción de su eventual condena.
El testimonio de Soares y de decenas de exfuncionarios de la empresa fueron divulgados ampliamente por la prensa local esta semana, después que la Corte Suprema levantara el secreto de sumario de dichos documentos, al autorizar la apertura de decenas de investigaciones contra políticos de casi todos los partidos, incluidos ocho ministros del Gabinete de Michel Temer, un tercio del Senado y cerca de 40 diputados.
En dicha planilla, el PMDB de Temer -que asumió el poder tras la destitución de la izquierdista Dilma Rousseff en 2016- recibía el apodo de Internacional y el PSDB, aliado clave del actual gobierno, constaba en los registros como Corinthians.
Dentro de cada partido, los candidatos también recibían apodos de posiciones dentro del campo, como si se tratase de verdaderos equipos de fútbol: el candidato a presidente era llamado de "atacante", aspirantes a gobernadores se transformaban en "mediocampistas" y los senadores y diputados recibían el apodo de "punta" y "volante", respectivamente.
Odebrecht es una de las principales empresas implicadas en la trama de Lava Jato, la mayor investigación de corrupción en la historia de Brasil, que develó un sofisticado esquema de sobornos a políticos y financiación ilegal de partidos a cambio de contratos con empresas públicas -especialmente Petrobras- y leyes favorables a sus actividades empresariales.
La confesión masiva de 77 exejecutivos de Odebrecht, apodada "la delación del fin del mundo", expuso el detalle de cómo funcionaba ese engranaje, que contó con la participación de políticos de todo el espectro ideológico y también se extendió fuera de Brasil.
Las delaciones fueron tomadas por los fiscales a fines del año pasado, grabadas en video y distribuidas a la prensa el miércoles; desde entonces inundan la televisión con un sinfín de relatos que deben ser corroborados con pruebas.
A partir de allí, la fiscalía decidirá si presenta denuncias contra los políticos implicados, que podrían enfrentar juicios una vez que la Corte Suprema acepte las denuncias.