Las mesas de votación cerraron este domingo en las elecciones presidenciales de El Salvador, en las que el exalcalde capitalino Nayib Bukele figura como favorito, tras una jornada que transcurrió en un ambiente festivo y de tranquilidad.
Los miembros de las juntas receptoras de votos iniciaron el conteo de los sufragios, y el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Julio Olivo, prometió brindar los resultados durante la noche del domingo.
En las mesas electorales de San Salvador, la afluencia se acercaba al 50% a escasas dos horas del cierre de la votación, a las 17H00 locales (23H00 GMT), unos partidos en contienda han comenzado a efectuar sus propias valoraciones de la jornada.
Bukele en una breve declaración a la prensa en un hotel de San Salvador señaló, sin revelar ninguna cifra, que sus primeros análisis de la votación le indican que su candidatura está "con buenos números", y dijo esperar que "no haya una segunda vuelta (de elecciones), todos queremos ahorrarle al país esa segunda vuelta".
El presidente Salvador Sánchez Cerén declaró a la prensa que "no hay ningún reporte de dificultades en ningún centro", tras emitir su voto en una escuela en el este de San Salvador.
En efecto, son pocos los incidentes registrados por las autoridades durante la jornada electoral.
El ministro de Justicia y Seguridad, Mauricio Ramírez, indicó a la prensa que de momento solo se registra seis personas detenidas por intento de fraude electoral y otros delitos.
Poco más de 5.2 millones de electores están llamados a votar en unos mil 600 centros.
Las encuestas señalan como favorito a Bukele, de 37 años, postulado por el conservador partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana), seguido por el empresario de supermercados Carlos Calleja (42), de una coalición de cuatro partidos de derecha liderada por Alianza Republicana Nacionalista (Arena).
En el eventual caso de que Bukele lograra imponerse, deberá pactar una alianza para poder gobernar con la derecha que domina el actual Congreso, en funciones hasta 2021.
Quien resulte ganador deberá atender el ya viejo problema de las violentas pandillas, que extorsionan a la población y fueron responsables de la mayoría de los 3 mil 340 homicidios cometidos en 2018 en El Salvador, un país con una tasa de 51 muertes por cada 100 mil habitantes.
"El nuevo presidente debe ofrecer soluciones atrevidas en el tema de la seguridad", declaró a la AFP el analista y profesor de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN) Carlos Carcach.
En el pasado, gobiernos de derecha apostaron por la represión o negociaron en secreto con las pandillas.
La izquierda, en tanto, con el expresidente Mauricio Funes (2009-2014), alentó una tregua entre las dos principales pandillas que redujo temporalmente los homicidios.
Cada año miles de salvadoreños emigran por la violencia y la falta de empleo.
El futuro mandatario deberá enfrentar también el lento crecimiento de una economía dolarizada que en los últimos cinco años no ha logrado llegar al 3% de crecimiento anual.