Santiago de Chile, bajo estado de emergencia tras un viernes de furia

Santiago de Chile, bajo estado de emergencia tras un viernes de furia


Santiago vivió un viernes de furia con incendios, saqueos y enfrentamientos en protesta contra el aumento del precio del Metro que llevó al gobierno a declarar el estado de emergencias y poner a un militar a cargo de la seguridad.

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Sebastián Piñera decreta 'estado de emergencia' en Santiago tras jornada de disturbios

En lo que fue definido por la Intendenta (gobernadora) de Santiago, Karla Rubilar, "como un ataque nunca antes visto a la ciudad", al menos 16 autobuses del transporte público fueron incendiadas y una decena de estaciones del ferrocarril metropolitano, eje del transporte público de esta ciudad, quedaron completamente destruidas.

La Policía informó de al menos 180 detenidos y 57 policías heridos.

Cerca de la medianoche, el presidente Sebastián Piñera anunció "Estado de Emergencia" en Santiago y designó al general de División Javier Iturriaga del Campo como jefe de la defensa nacional.

"El objetivo de este estado de emergencia es muy simple pero muy profundo: asegurar el orden público y la tranquilidad de los habitantes de Santiago", afirmó el mandatario.

Sin muchas señales previas, salvo algunas protestas estudiantiles, el gobierno de Piñera −que pocos días antes había dicho que Chile era una especie de "oasis" en la región, por su estabilidad política y económica− quedó enfrentado a la mayor jornada de protestas masivas en varias décadas, que se iniciaron por el alza de 800 a 830 pesos en el valor del pasaje en horario punta del Metro de Santiago, pero que esconderían un descontento mayor en la sociedad chilena.

El estado de emergencia rige inicialmente por 15 días y restringe la libertad de locomoción y reunión.

En base a esa normativa, la Asociación Nacional de Fútbol suspendió la fecha de este fin de semana.

El general Iturriaga precisó que patrullas militares saldrían a los lugares más conflictivos de la ciudad −de siete millones de habitantes− pero que inicialmente no decretaría el toque de queda.

"Nosotros no vamos a restringir ninguna libertad personal por ahora", afirmó.

Los incidentes arrancaron de mañana y se multiplicaron al caer la noche tras un llamado a "evasiones masivas" en el pago del pasaje del Metro, que se habían repetido en varias días anteriores, especialmente por estudiantes secundarios.

Pero con el correr de las horas, las manifestaciones se pusieron cada vez más violentas. A los estudiantes, se sumaron otros manifestantes y comenzaron a destruirse las estaciones del Metro, orgullo de los chilenos y que transporta cada día a cerca de tres millones de pasajeros.

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