El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, hizo el más fuerte pronunciamiento desde que el Gobierno de su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, comenzó la deportación masiva de colombianos que viven en ese país, que ayer, 25 de agosto de 2015, se convirtió en un éxodo sin precedentes en la frontera común.
"Al Gobierno de Venezuela le exigimos respeto por todos los colombianos, desde los más humildes hasta los más poderosos, desde los más cercanos a nuestro Gobierno hasta los que nos critican ferozmente", dijo Santos en una declaración en la Casa de Nariño, la noche de ayer.
En su alocución, emitida en cadena nacional, Santos exigió al Gobierno de Venezuela que respete a los colombianos que habitan en sus zonas de frontera y consideró "inaceptables" e "intolerables" los maltratos de los que son objeto sus compatriotas en el estado Táchira, donde incluso las casas de muchos han sido demolidas.
Al comenzar su pronunciamiento, el mandatario narró la historia de Graciela Portilla, una colombiana que residía desde hace más de 40 años en Venezuela. "Hace unos día llegó de improviso la Guardia Bolivariana a su casa, se la marcaron, la sacaron y demolieron la mitad de su vivienda, mientras en la otra mitad estaban sus hijos menores... la subieron a unas cajas, la llevaron al otro lado de la frontera, a Colombia, y solo al día siguiente dejaron salir a sus hijos para que se reunieran con ella; en este momento está en un albergue en Cúcuta", detalló.
Santos cuestionó que se allanen las viviendas, que no se deje a las familias sacar sus bienes, que les marquen y les tumben sus viviendas y que separen a padres de hijos. "Son procedimientos totalmente inaceptables y recuerdan episodios de la humanidad que no pueden repetirse”, afirmó.
El jefe del Estado colombiano añadió que la canciller María Ángela Holguín se reunirá hoy con su homóloga venezolana, Delcy Rodríguez, en la ciudad colombiana de Cartagena "para buscar soluciones conjuntas".
Por lo pronto, precisó, hay un principio de acuerdo logrado por la Cancillería para que entren a Venezuela camiones colombianos con los deportados, para que ellos mismos recojan sus pertenencias.
Mientras tanto, el éxodo de colombianos sigue en la frontera que cumple hoy siete días cerrada, una medida ordenada por Maduro, junto con el estado de excepción en parte del Táchira, tras un ataque de presuntos contrabandistas que dejó tres militares y un civil heridos, lo que ha degenerado en una crisis humanitaria con más de mil colombianos deportados.
Hasta ayer habían sido deportados mil 71 colombianos que han sido forzados a abandonar lo que construyeron en años e incluso décadas en Venezuela, sin saber qué futuro les espera en su propio país o si tendrán la oportunidad de regresar algún día a San Antonio y otras localidades del Táchira, donde dejaron familiares, amigos, casas y enseres.
Ese movimiento masivo de personas ha creado en el lado colombiano una crisis humanitaria que tiene en los niños a los grandes damnificados, ya que son en total 241 los menores de edad.
El Estado colombiano ha reaccionado y habilitado centros deportivos en Cúcuta, capital del departamento del Norte de Santander, y separada de Venezuela por el río Táchira, para que los colombianos que llegan tengan la posibilidad de dormir bajo techo.
En la mañana de ayer el drama se multiplicó ya que los colombianos que viven en Venezuela, ante el temor de ser deportados y perder sus bienes, decidieron abandonar sus hogares y cruzar con el agua a la cintura el río fronterizo. Cargando a hombros todo lo que pueden llevar, hombres, mujeres y niños se arriesgan a cruzar irregularmente la frontera por trochas que desembocan en el río en filas que parecen no tener fin, una escena dramática que parece sacada de los éxodos en películas de guerra.
Pese al riesgo que esto supone, columnas formadas por centenares de colombianos llegan a su país natal portando armarios, roperos, electrodomésticos, animales de granja e incluso mobiliario comercial.
Ante la gravedad de la situación, el opositor partido Centro Democrático, liderado por el expresidente colombiano Álvaro Uribe, propuso al Senado el envío de una notificación a Naciones Unidas para que intervenga en la crisis humanitaria. La senadora Thania Vega, en representación de su partido, manifestó que en la frontera con Venezuela ocurre "una tragedia humanitaria" y denunció que exiliados venezolanos le alertaron de que la causa real de la crisis que ha convertido en víctimas a miles de colombianos humildes es al parecer una disputa entre mafias de contrabando que involucran a oficiales de la Guardia venezolana.
Proposición @CeDemocratico en Comisión II para elevar comunicación a @ONU solicitando intervención en pro de deportados pic.twitter.com/yFieLZJXtd
Por su parte los expresidentes Laura Chinchilla, de Costa Rica, y Vicente Fox, de México, abogaron por el diálogo para solucionar la crisis en la frontera y llamaron a la sensatez.
"¿Por qué se ha reaccionado de manera tan abrupta castigando a quienes no tienen la culpa en estas cosas, que es al mismo colombiano, pero también al pueblo venezolano?", se preguntó Chinchilla en declaraciones a periodistas en Bogotá.
La exmandataria, que participa en el Foro sobre Democracia de Nueva Generación para las Américas, organizado por el Club de Madrid, la Fundación Buen Gobierno y otras instituciones, consideró "muy difícil de justificar estas medidas" y dijo esperar que "Venezuela deponga ese tono y que las cosas puedan normalizarse".
En el mismo foro, Fox hizo un llamado "urgente e intenso" a que "se sigan los cauces diplomáticos, que se sienten a un diálogo y que se resuelva con prontitud un tema que ya empieza a afectar a ciudadanos y a comunidades".
En tanto, el exmandatario peruano, Alejandro Toledo, hizo votos para que se resuelva "lo antes posible" el conflicto en la frontera entre Colombia y Venezuela, a raíz de la decisión del Gobierno venezolano de cerrar el paso entre ambos países y de declarar estado de excepción en el estado de Táchira.