El escándalo de las finanzas del Vaticano, que ha destapado las sombras de poder y lujo poco piadosas entre algunos cardenales de la curia romana, sigue aumentando a ritmos vertiginosos.
El sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda, el único de los cinco imputados por robo y filtración de documentos reservados de la Santa Sede que permanece en prisión, se defiende como puede. Entregó el pasado 8 de noviembre al Tribunal del Vaticano una memoria en la que denuncia que recibió presiones para traicionar al papa y revela que mantuvo relaciones con Francesca Chaouqui, la italiana que él mismo introdujo en la comisión encargada de investigar los organismos económicos de la Santa Sede a pesar de su controvertida fama y su escasa preparación.
La laica de 33 años de edad, experta en relaciones públicas y con muchos contactos, está embarazada de tres meses, condición que le ha librado de la cárcel preventiva.
En su escrito, Vallejo asume toda la responsabilidad de la entrega de archivos secretos del Vaticano a los periodistas italianos Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi, autores de los libros Vía crucis y Avaricia, cuyas revelaciones han hecho temblar los cimientos de la Santa Sede.
Las autoridades judiciales del Vaticano decidieron procesar también a los dos periodistas, provocando que diversas instituciones pusieran el grito en el cielo denunciando la grave violación de la libertad de prensa que suponía esta acción. A este respecto, en el vuelo de regreso de su viaje a África, el papa dijo a los periodistas que “la denuncia de las injusticias y corrupción es un buen trabajo”.
“Es importante que haya profesionalismo”, destacó.
Vallejo Balda precisa que todavía no han sido filtrados los informes más graves. Explica que ante las supuestas amenazas entregó solo los documentos “menos peligrosos” para la reputación de la Iglesia católica. De ser cierto, las evidencias del uso indebido de propiedades inmobiliarias de la Iglesia, la fábrica millonaria de los procesos de santificación o el desvío de las donaciones de los fieles para satisfacer los caprichos de la curia romana serían solo una pequeña parte de una gran red de corrupción y despilfarro en los intramuros del Vaticano.
PASIÓN EN FLORENCIA
Según Vallejo Balda, conoció a la joven italiana a principios del año 2013, se la presentó el cardenal francés Jean-Louis Tauran y precisa que fue la noche del pasado 28 de diciembre cuando consumaron la relación.
“Cuando tramitaba documentos pensaba en el escándalo, si se conociera. Yo no debía haber cedido. Tenía siempre al papa ante mis ojos, que hablaba de cuánto son sagradas las mujeres casadas y el matrimonio”, afirma en su declaración.
“Para mí es muy doloroso hablar de Francesca, me avergonzaba de lo que había hecho. Y cuando pasaba los documentos pensaba en el escándalo. Si se llegase a saber... ¡Dios mío!”, agrega en otra ocasión.
Lucio Vallejo Balda relata que se arrepintió enseguida y que intentó entonces alejarse de la mujer. Asevera que “le temía” por sus contactos. “Ella era violenta, maliciosa, me decía que yo era un gusano, triste, un hombre sin valor alguno… Busqué ayuda y una psicóloga me recomendó que tuviera calma, que no le dijera ‘no’ de inmediato. Por ello le decía ‘ya veremos…”, detalla.
La confesión del cura español se vuelve todavía más rocambolesca cuando agrega que descubrió que Chaouqui era una agente de los servicios de inteligencia secretos de Italia. La joven le dijo que su matrimonio con Corrado Lanino era “solo una cobertura” y hasta le envió “una fotografía del marido con otra mujer, su verdadera esposa”.
Las reacciones de la joven relacionista no se han hecho esperar y ha declarado que su antiguo amante “es un farsante” al que además “no le gustan las mujeres”. Le ha advertido que si no retira la declaración lo “desnudará hasta dejarlo en calzoncillos” y presentará una querella por difamación.
MENSAJES LASCIVOS
Centenares de mensajes de Chaouqui que emanan un alto contenido sexual y que evidencia la insólita relación entre ambos han sido filtrados a la prensa.
Con ocasión de un viaje de Vallejo Balda a San Sosti, el pueblo de Calabria del que es oriunda Chaouqui, esta le propone tener sexo con su prima Silvana, de 36 años. “Tú eres perfecto. Silvana es de piel muy suave. ¿Por qué no te va bien?”, le pregunta Chaouqui. “Déjalo. Es fea”, respondió Vallejo.
Otra vez Chaouqui le dice al sacerdote: “Ha dicho el psiquiatra que tengo que divertirte. Este lunes Negroni hasta la muerte”. En otra ocasión, la joven le pregunta: “¿Estás deprimido?”. A continuación le aconseja: “Ten sexo, así te pasa la tensión”.
‘No me ha quitado el sueño’
Preguntado por el escándalo, el papa Francisco admitió que la designación de Vallejo Balda y Chaouqui en la comisión encargada de inspeccionar el aparato administrativo y económico de la Santa Sede “fue un error”.
“Los jueces nos dirán la verdad sobre las intenciones, cómo lo hicieron. Para mí, no fue una sorpresa, no me quitó el sueño, porque hicieron ver el trabajo que comenzó con la comisión de los nueve cardenales de buscar la corrupción y las cosas que no funcionan”, señaló Bergoglio.
Mientras continúa el proceso judicial que se retomará el próximo 7 de diciembre, la sensación en el Vaticano es que los cuervos infieles nunca dejaron de sobrevolar.
