La recuperación de cadáveres bajo metros de lodo dejados por la ruptura de un dique minero en el sudeste de Brasil prosiguió este jueves por séptimo día, elevando el balance de la tragedia a 110 muertos, con 238 desaparecidos.
El balance anterior, del miércoles por la noche, era de 99 muertos y 259 desaparecidos.
De los 110 cuerpos recuperados, 71 fueron identificados, precisó el teniente coronel Flávio Godinho, coordinador adjunto del departamento de Defensa Civil de Minas Gerais.
La mayoría de los cadáveres encontrados "estaba en regiones superficiales", pero de ahora en adelante "la búsqueda dependerá más de la excavación y la estabilización del suelo, lo cual lentificará el trabajo", dijo el teniente coronel Pedro Aihara, portavoz del Cuerpo de Bomberos de Minas.
Las búsquedas en la región de Brumadinho, una localidad de 39 mil habitantes a 60 km de Belo Horizonte (la capital de Minas), movilizan a centenares de bomberos y policías.
El dique de residuos que cedió el 25 de enero estaba ubicado en la mina Córrego do Feijao, propiedad de la brasileña Vale. La inmensa marea de lodo arrasó parte del municipio de Brumadinho y sepultó instalaciones de la empresa, durante el horario del almuerzo.
Godinho advirtió que los ribereños del río Paraopeba "no pueden consumir agua", a causa de la contaminación provocada por los residuos mineros. Aseguró si embargo que "ninguna comunidad, barrio o ciudad (...) carecerá de agua".
Brasileños lloran a sus víctimas en misa
El padre Oliveira de Azevedo, arzobispo de Belo Horizonte, leía nombre por nombre la lista de muertos.
Ricardo Eduardo Silva. Marlon Gómez Santana. Paulo Las Casas Melo. La voz se le entrecortaba por el llanto. En las escaleras de la Iglesia Sao Sebastião, colmada desde mucho antes de que comenzara la misa, la emoción era compartida a siete días del rompimiento de la presa en la mina que dejó al menos 110 muertos.
Algunos se pasaban las manos por el rostro y otros se sujetaban la cabeza. La mayoría de los amigos, familiares y vecinos de Brumadinho, una ciudad aún en estado de conmoción, no deja de llorar a sus muertos.
La misa-homenaje fue convocada para que cientos de amigos y familiares pudieran decir adiós a los suyos. El arzobispo de Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais, criticó a la empresa Vale, responsable por la presa que cedió el viernes pasado.
“Dos vecinos míos murieron. El hermano de mi yerno fue enterrado ayer. La pérdida es muy grande. Esta ciudad es como una gran familia... Esto fue un desastre”, dijo María Alves dos Santos, de 58 años.
Los vecinos de Brumadinho sujetaban velas encendidas. Adentro de la Iglesia, camino al altar, un señor aparecía con una carretilla repleta de barro cubierta con flores blancas. La referencia era elocuente. Contenía el mismo lodo que la semana pasada sepultó varios kilómetros de la ciudad y decenas de vidas.
“Alivia un poco estar aquí, pero las vidas no vuelven. Hubo muchos sueños que se fueron antes de tiempo y quedaron enterrados”, lamentó dos Santos.Oliveira de Azevedo oró por todos los afectados en la tragedia y dijo que Minas Gerais “no aprendió de sus lecciones pasadas”, en referencia al rompimiento de la presa de Mariana en 2015, que también enlutó al estado con 19 muertes.
“Lo que sucedió (el accidente en Brumadinho) es fruto de la idolatría del dinero. Detrás de esta tragedia hay miles de millones de lucro. La ganancia no puede pasar por encima de las personas. Brasil necesita cambiar”, dijo el arzobispo.
Decenas de familiares desfilaban hacia el alta para dejar flores.
“Mariana 2015. Brumadinho 2019. ¿Accidente o crimen?”, decía el letrero que llevaba uno de ellos.
“Que no se repita esta tragedia ambiental y humanitaria, ni ninguna otra tragedia anunciada”, cerraba su oración Oliveira de Azevedo, quien pidió rezar por las víctimas de la “tragedia criminal” por la que todavía existen 238 desaparecidos.
“Va a ser un proceso largo pasar este dolor. Lo sentimos en la piel. Va a ser bien doloroso poder olvidar todo eso, si es que algún día podremos hacerlo”, dijo Aline Coutinho, de 30 años.
Uno a uno, los vecinos de Brumadinho dejaron sus velas sobre la calzada y se fueron a sus casas con la liviandad del desahogo y con el deseo de aprender la lección y dar vuelta la página.
Alertan de agua contaminada por presa colapsad
El agua del río Paraopeba que está alrededor de la presa minera que colapsó la semana pasada en Brasil representa un riesgo para los humanos y animales, dijeron el jueves autoridades locales. El torrente de desperdicios mineros que soltó la presa el viernes pasado causó la muerte de al menos 110.
Tres agencias estatales y federales pidieron el miércoles a los habitantes que se abstengan de utilizar el agua directamente del río o a unos 100 metros alrededor de él.
Hicieron la solicitud con base en resultados iniciales de pruebas realizadas al agua.
Las agencias también dijeron que los bomberos que han estado en contacto con desechos húmedos de la mina deben tomar sus precauciones.
El operador y dueño de la presa, la empresa minera Vale, está obligada a proveer agua potable a las comunidades afectadas.
En tanto, el jueves un vocero de los bomberos en el estado de Minas Gerais, donde se encuentra la presa, informó que un equipo de búsqueda israelí enviado a localizar sobrevivientes ya concluyó sus labores.
Pedro Aihara dijo que el equipo de 130 miembros ayudó a hallar 35 cuerpos después de pasar tres días en la zona.
En un tuit, el presidente Jair Bolsonaro agradeció “en nombre del pueblo brasileño al estado de Israel por los servicios dados a Brumadinho-MG de mano de nuestras fuerzas armadas y bomberos”. Brumadinho es la ciudad donde se encuentra la mina.