Los resultados electorales parciales en Bolivia están a punto de confirmar este martes 22 de octubre la victoria del presidente Evo Morales en la primera vuelta de las elecciones, pero la oposición denuncia un fraude y protesta en las calles, mientras los observadores internacionales cuestionan esta ventaja repentina del jefe del Estado.
Después de una jornada violenta el lunes, en la que manifestantes quemaron urnas y sedes electorales, la oposición, sindicatos, organizaciones empresariales y ciudadanos preparaban nuevas protestas para hoy martes.
Las movilizaciones en las calles comenzaron cuando las autoridades electorales, sin explicación alguna, reanudaron el lunes por la noche el recuento de votos interrumpido el día anterior.
Y el recuento rápido de actas (TREP) dio sorpresivamente a Morales un 46.87% de los votos y a su rival, Carlos Mesa, el 36.73%, una vez escrutado el 95.30% de los sufragios.
Morales, en el poder desde 2006, está a punto de evitar una segunda vuelta y ser reelegido.
Según la Constitución boliviana, el ganador en primera vuelta debe obtener el 50% más uno de los votos válidos o al menos 40% de los sufragios, con una ventaja de 10 puntos sobre el segundo.
Las protestas no se hicieron esperar. En Sucre (sureste) y en Potosí (suroeste), enardecidas muchedumbres incendiaron los tribunales electorales departamentales. En La Paz se registraron choques con la policía, mientras la oficina del partido gobernante, el Movimiento Al Socialismo (MAS) era destruida en Oruro (sur).
Los incidentes también alcanzaron a las ciudades de Tarija (sur), Cochabamba (centro) y Cobija (norte), donde la policía dispersó a los manifestantes. En Riberalta, departamento Beni (noreste), los manifestantes destruyeron una estatua del fallecido mandatario venezolano Hugo Chávez, aliado de Morales.