México fue sacudido por uno de los terremotos más fuertes de su historia, que mató al menos a 35 personas. El sismo ocurrió a las 23:49 p.m. del jueves frente a la costa sur del país y derribó viviendas y negocios, además de provocar pánico a más de mil kilómetros de distancia.
Según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) el epicentro estuvo a 165 kilómetros al oeste de Tapachula, en el estado sureño de Chiapas, a 69.7 kilómetros de profundidad.
La magnitud fue de 8.1, algo más que el temblor de magnitud 8 de 1985 que devastó Ciudad de México y mató a miles de personas.
El gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, dijo el viernes que al menos 23 personas murieron en su estado, cerca del epicentro, y funcionarios de protección civil informaron que dos más fallecieron en el estado de Tabasco, sobre la Costa del Golfo de México.
Por la tarde, el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco, informó que diez personas han fallecido ahí. Durante la madrugada, Velasco pidió a la gente que vive cerca de la costa que dejara sus casas por su seguridad y dijo que tenía reportes de daños en hospitales, escuelas, puentes y carreteras, aunque no dio más detalles.
En Tabasco, el gobernador Arturo Núñez detalló que los fallecidos eran niños: uno murió al caérsele una barda y otro más en un hospital, donde se apagó el ventilador que lo ayudaba a respirar.
La ciudad más afectada hasta el momento es Juchitán, Oaxaca. Imágenes de video mostraban que casi la mitad de las estructuras se habían colapsado y entre pilas de escombros las autoridades informaron que al menos 17 de los fallecidos pertenecían a esta localidad. Iris Morales, madre de familia de Juchitán, dijo: “Ahorita ya tenemos energía eléctrica pero se fue luz, internet, agua. Ya llegó el gobernador, las fuerzas armadas, todos, pero hay pueblitos muy afectados todavía”.
“Fue muy espantoso, los que pudieron bajaron de sus casas, otros se quedaron sin luz, no podían abrir las puertas, se atoraron, las bardas caídas, las casas, algunos cables eléctricos”, agrega con la voz entrecortada. “Nunca antes, nadie, ni los ancianos lo habían sufrido así, incluso las réplicas. Nadie ha dormido hoy”.
Desde Colombia, donde realiza una visita oficial de cinco días, el papa Francisco expresó: “En estos momentos deseo manifestar mi cercanía espiritual a todos los que sufren a consecuencias del terremoto que ha afectado a México... provocando muertos y cuantiosos daños materiales. Mi oración por los que han perdido la visa y también a sus familias”.