Brasil quedó sepultado el jueves en un lodazal de acusaciones de corrupción por el fraude a Petrobras: la supuesta declaración de un senador que acusa a la presidenta Dilma Rousseff de estar involucrada en el escándalo se filtró a la prensa y la Corte Suprema envió a juicio al jefe de Diputados por un caso de sobornos.
Las noticias cayeron como una bomba en Brasilia, en un día negro que comenzó con la noticia de que la economía se derrumbó un 3.8% en 2015 y el país se encamina a su peor recesión en un siglo.
La revista IstoÉ publicó este jueves supuestas afirmaciones del senador oficialista Delcidio Amaral en las que acusó a la mandataria de intentar obstruir la investigación de Petrobras con el nombramiento de un juez de apelación afín a su gobierno y al expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) de estar al tanto de la trama de corrupción.
ATAQUE A LA REINA
El artículo encendió la ira del gobierno y la propia Rousseff advirtió indignada que las filtraciones a la prensa no pueden ser usadas como un arma política. La mandataria no mencionó a Amaral, implicado en el "Petrolao", y que según la publicación habría acordado colaborar con la justicia para reducir una eventual condena.
"Las filtraciones apócrifas, selectivas e ilegales deben ser repudiadas y tener su origen rigurosamente investigado, ya que hieren la ley, la justicia y la verdad", dijo Rousseff en un comunicado.
En medio de un clima de crisis, el jefe de gabinete Jacques Wagner dijo que la presidenta había recibido la noticia "con indignación" y que estaba "preocupada".
Consultada por la AFP, la fiscalía de la República informó que no existe un acuerdo de colaboración con Amaral, exlíder del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) en el Senado.
El senador emitió este jueves un comunicado en el que no confirma las afirmaciones que le atribuyó IstoÉ y que fueron particularmente duras con Lula, el mayor capital político del atribulado PT que gobiernaBrasil desde 2003.
JAQUE AL ALFIL
El presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, un astuto político que está en guerra abierta con Rousseff, se convirtió este jueves en el primer legislador protegido por fueros que deberá sentarse en el banquillo de los acusados para responder por la confabulación que desvió de Petrobras más de 2 mil millones de dólares.
La Corte Suprema decidió por unanimidad juzgarlo en una causa por sobornos.
Tercero en la línea de sucesión presidencial y conocedor de cada recoveco del Congreso, Cunha fue acusado de los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero en un proceso que investiga si recibió ilegalmente al menos cinco millones de dólares para facilitar negocios en Petrobras, según la acusación de la fiscalía.
Figura prominente en la crisis política que afecta aBrasil, Cunha dio luz verde en diciembre a un pedido de impeachment contra Rousseff por adulteración de las cuentas públicas. Ya anticipó que no renunciará a su cargo.