‘A Nicolás Maduro le quedan tres caminos: negociación, cárcel o muerte’

‘A Nicolás Maduro le quedan tres caminos: negociación, cárcel o muerte’


Historiador, diputado, diplomático y más recientemente activista por la recuperación de la democracia en Venezuela. Walter Márquez ha estado en la escena política desde hace 30 años y a sus más de 80 todavía tiene ánimo para documentar los excesos del régimen en su estado, Táchira, y de denunciarlos ante tribunales internacionales, con el convencimiento de que lo que vive hoy su país tiene fecha de terminación cercana y que, como los nazis, los chavistas responsables de crímenes de lesa humanidad también rendirán cuentas ante la justicia.

Márquez viene de la izquierda democrática (Movimiento al Socialismo - MAS), por la cual fungió como diputado en cinco períodos. No obstante, en su momento creyó en el discurso del extinto presidente Hugo Chávez (1999-2013), lo que lo llevó a ser el primer embajador de Venezuela en India (1999-2004), período durante el cual recuerda como un logro el haber firmado los acuerdos para vender petróleo a esa nación. “El primer contrato que firmé, autorizado por Petróleos de Venezuela y el presidente Chávez, fue de 5 mil millones de dólares”, afirmó.

A Márquez le atrajo de Chávez que emergió con un discurso de defensa de los intereses populares, de acabar con la corrupción, de transformar el país. No obstante, dice, desde que asumió la misión diplomática se dio cuenta de que ese modelo iba a fracasar, porque al entonces presidente Chávez se le exteriorizó lo que realmente era: “militarista, populista, demagogo y sin ninguna formación política, más allá de la escuela militar”. Reconoce que se lo advirtió mucha gente, entre ellos el histórico líder de la izquierda Teodoro Petkoff, quien se opuso a que el MAS apoyara a Chávez porque estaba seguro que iba a ser un dictador. "Ustedes se van a acordar de mí", recuerda que les dijo.

A pesar de ello, nunca tuvo conflictos con Chávez y renunció voluntariamente. Reconoce que mientras fue embajador fue “respetuoso” de no criticar al régimen y que al renunciar se incorporó a lo que siempre ha sido, un “hombre demócrata”. “Cumplí una labor de Estado”, destacó.

UNA DICTADURA ATÍPICA

El exdiputado tachirense vincula los errores que se le señalan al liderazgo opositor representado por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) al tipo de dictadura que vive su país. Aduce que la MUD cometió errores de negociación en 2014, cuando tuvieron lugar fuertes protestas estudiantiles en Táchira, y que también los hubo en 2016, a propósito del proceso de diálogo impulsado por el gobierno en momentos en que el rechazo de la población era evidente en las calles. No obstante, asegura que hoy la MUD está asumiendo el rol que le corresponde, liderando una solución política y una solución social en la calle.

Estamos en presencia de la dictadura del Siglo XXI, no es la dictadura clásica que conocemos, de [Manuel Antonio] Noriega, en Panamá; de [Jorge Rafael] Videla en Argentina, de [Augusto] Pinochet en Chile; es una dictadura que llegó por la vía de los votos y ahora se quiere mantener por la vía de las armas. Se han querido dar un ropaje de democracia pero el ejercicio del poder es autocrático”, detalló.

Por ello, afirma Márquez, inspirados en la Teología de la Libertad, desarrollada por el prócer de la independencia venezolano Jorge Germán Roscio en el libro El Triunfo de la Libertad sobre el Despotismo, los ciudadanos tienen la obligación espiritual, política y social de rebelarse contra la tiranía, como también lo señala el artículo 350 de la Constitución de Venezuela.

De hecho, el martes 20 de junio, la MUD anunció la activación del artículo 350, que le permite a la población desconocer cualquier régimen que se aparte de los derechos humanos y la Constitución, y llamó a la protesta sin retorno hasta hacer caer el régimen. El bloque opositor también llamó a la población a desconocer el llamado a la Asamblea Nacional Constituyente, para la cual el Consejo Nacional Electoral ha convocado elecciones de constituyentes el 30 de julio, a pesar de que no se efectuó un referéndum consultivo para aprobar su convocatoria.

EL DESTINO DE LOS TIRANOS

Como buen historiador, durante toda la conversación Márquez hacía comparaciones históricas de personajes y situaciones pasadas. Con base en esos hechos, concluye que a Nicolás Maduro le quedan pocos destinos para elegir: el más importante, que negocie una solución, como lo hizo el dictador chileno Augusto Pinochet y no quiso hacer el dictador panameño Manuel Antonio Noriega. Sino opta por ese camino, aduce, afrontará el destierro, si logra escapar; la cárcel o la muerte porque una turba enardecida cuando estalla un conflicto social se lleva por delante el que esté atravesado.

“Eso lo vimos con grandes tiranos como [Adolf] Hitler, en Alemania; [Benito] Mussolini, en Italia; [Muamar el] Gadafi, en Libia”, recuerda, aunque aclara que la aspiración de los opositores con el régimen es lograr una solución diplomática, negociada, pacífica, democrática y electoral.

Son los votos contra las balas, es la sensatez contra la irracionalidad, porque Venezuela está entrando en un proceso irreversible, ya la gente está en la calle a riesgo de lo que sea”, aseguró el activista, quien también piensa que, a pesar de que el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López ha dado públicamente el respaldo de las Fuerzas Armadas a Maduro, puede haber una ruptura de la lealtad militar hacia el régimen por parte de los generales y los almirantes, que según dice son al menos mil 200.

- ¿Por qué dice que puede haber una ruptura?

Porque este modelo fracasó, hay hambre y miseria en Venezuela, no hay medicinas, porque se está cometiendo el delito de exterminio.

Márquez también saca una lección de la situación, ya que asegura que los venezolanos desaprovecharon su riqueza, la despilfarraron y ahora saben lo que vale la comida.

También ve en lo que sucede un problema moral, ético. “Los altos niveles de corrupción de los gobiernos anteriores se profundizaron con Chávez y con Maduro, quienes incluso pretendieron comprar la lealtad diplomática y lanzaron muchos proyectos a través de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)”, indicó.

Aseguró que durante el régimen chavista se creó un eje Lula-Chávez, en alusión al expresidente brasileño Luiz Inácio da Silva. “Ellos le sirvieron de puente a la constructora Odebrecht para que consiguiera contratos a cambio de comisiones millonarias con los países aliados. El Alba y el Socialismo del siglo XXI se convirtió en una multinacional de la corrupción en la cual Odebrecht es simplemente el símbolo, la bandera”, adujo.

- ¿Cuál es su lectura de lo que ha hecho la fiscal, Luisa Ortega Díaz, en el último mes: decir que se rompió el hilo constitucional en el país, llamar la atención sobre el exceso de la fuerza por parte de los policías y militares y rechazar la constituyente?

Yo tengo información de una persona cercana a ella, un activista de derechos humanos, que hace como tres meses me dijo que se entrevistaron y que le confesó que ya estaba harta, cansada, de tanta violación de derechos por parte del gobierno. Es cierto que ya al final se ha saturado.

- Porque la oposición sostiene que ella ha sido ‘cómplice’ del gobierno todos estos años.

Ella ha sido cómplice, como fue cómplice el fiscal [Franklin] Nieves, [quien instruyó el expediente contra Leopoldo López y que al huir de Venezuela confesó que se habían “fabricado” las pruebas y que la fiscal general era la que le daba las órdenes].

Pero hay que ver lo positivo de ellos, él al final declaró cómo había actuado y de quién había recibido las órdenes. Lo mismo que pasó con el hijo del defensor del Pueblo, Tarek William Saab, quien al final le hizo un llamado al padre a que se pronunciara sobre las violaciones de derechos humanos durante las protestas. Yo fui compañero de Parlamento y de defensa de los derechos humanos de Tarek y él realmente era un defensor en su época, pero ahora es un funcionario al servicio del régimen y prima más la defensa de sus prebendas y su lealtad al gobierno que su compromiso con la Constitución.

- ¿Y cómo evalúa el papel de Delcy Rodríguez como canciller?

Ella es chabacana, irracional, incapaz, pero es la mejor expresión de lo que es la política venezolana hoy, no podían haber colocado a un diplomático de carrera porque tiene escuela, y la diplomacia venezolana es la del odio, del rencor y de la confrontación, no es la diplomacia de la solución de los problemas. A mí no me sorprende lo que ella dice porque precisamente la escogieron para que jugara ese papel.

- ¿Y Diosdado Cabello?

El es uno de los radicales del oficialismo. Usa la televisión, a través del programa Con el Mazo Dando, para perseguir a los adversarios. La situación de Diosdado es de arrogancia y atropello en el país pero pronto va a cambiar esa circunstancia y él va a tener que pagar muy fuerte todos los errores y las graves violaciones de derechos humanos, en tribunales nacionales e internacionales.

- La constituyente. ¿Por qué Nicolás Maduro no llamó a un referendo si Chávez lo hizo?

Él está derrotado en la calle, él está derrotado electoralmente, la única manera de mantenerse en el poder es por la fuerza, pero la fuerza tiene una límite y habrá un momento de racionalidad en las Fuerzas Armadas.

- ¿Usted cree que el chavismo sobrevivirá como fuerza política?

¿Sobrevivió el nazismo en Alemania? No sobrevivió. Porque han causado tanto daño, han violado tanto la ley que a ellos les queda muy difícil. Por eso es que Maduro, si pudiera tener un destello de lucidez, la mejor solución para todos es una concertación, una solución democrática, pacífica y electoral.

- ¿Paralelos y diferencias entre Hugo Chávez y Nicolás Maduro?

No, porque Chávez era un hombre con liderazgo, era carismático, como lo fue [el dos veces presidente venezolano] Carlos Andrés Pérez en su época, y hasta el último día de su vida tuvo el control. Nicolás Maduro no gobierna Venezuela solo, gobierna su esposa, Cilia Flores, gobierna Diosdado Cabello, gobierna [el alcalde de Caracas] Jorge Rodríguez. Chávez tenía la capacidad de dar él solo una orden y se cumplía, y el que no estuviera de acuerdo se iba.

Lo otro, Chávez, como militar, sabía atacar y en otros momentos replegarse. Lo hizo en el año 2007 cuando fue derrotado en un referendo consultivo para las reformas constitucionales, frente al avance del movimiento estudiantil él se replegó. Pero Maduro no, Maduro es un chofer al que se le perdió la licencia y está acostumbrado a manejar vehículos rudos, parece un carro chocón.

Y la formación. Chávez era egresado como licenciado en Ciencias y Artes Militares de la Academia Militar y tenía un posgrado en Ciencias Políticas. En cambio, a Maduro lo escogieron porque era un hombre leal a Fidel Castro. Él había sido entrenado en Cuba y ahí se impusieron Fidel y Raúl Castro, ellos se lo impusieron a Chávez.

Chávez y Maduro se corrompieron con el poder. La gente se prueba cuando administra recursos. Chávez permitió que la corrupción galopara para generar un clientelismo de militantes del partido y de las Fuerzas Armadas.

Marquez ha dedicado sus esfuerzos más recientes a documentar las acciones del gobierno que riñen con los derechos humanos, entre lo que incluye una denuncia presentada contra el presidente Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional el 11 de enero de 2016, y otra penal en la Fiscalía General de Colombia por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la frontera en agosto de 2015.

Además, escribió un libro que tituló Crímenes de Maduro - Crímenes de Lesa Humanidad en el Táchira, Venezuela, en donde relata, entre otros hechos, la deportación masiva de colombianos y la destrucción de sus hogares, en 2015, y el acoso de las fuerzas militares y policiales contra la población tachirense, incluida la violencia cometida contra mujeres, ancianos y niños durante las protestas de 2014, y en 2017 con el llamado Plan Zamora, que en su segunda fase incluyó el envío de 2 mil 600 militares al estado con el objeto de contener las protestas contra el gobierno.

Fiscalía debe ordenar comparecencia de Maduro ante justicia colombiana por delitos transfronterizos y su captura internacional. pic.twitter.com/Aogyjruo1K

Hugo Chávez, el supersticioso

El exdiputado Walter Márquez es tan apasionado de la política como de su religión, por ello, está convencido de que al extinto expresidente Hugo Chávez (1999-2013) “lo sacó Dios”, después de que -como muchos exdictadores de la región- se viera inmerso en prácticas religiosas afrocubanas e hiciera toda clase de pactos para mantenerse en el poder.

Asegura que al vincularse a una serie de corrientes “que han fracasado” en América Latina y el mundo, como el caso de “la revolución cubana”, Chávez importó a Venezuela el modelo, lo que incluyó una “invasión” de cubanos a través de médicos y de funcionarios “de seguridad”, y dándoles el control de los registros, las notarías, los puertos y los aeropuertos. Además, alegó, hubo una invasión invisible: la de los grupos que profesan religiones afrocubanas.

Según el diputado, Chávez habría tenido sus primeros contactos con esas prácticas cuando estuvo preso en la cárcel del Yare y, cuando quedó en libertad se inició formalmente en Cuba, por lo que luego esas religiones se hicieron parte del Estado.

Como prueba de que lo que dice es cierto, recuerda que cuando los diputados opositores tomaron el control de la Asamblea Nacional en enero de 2016, su presidente Henry Ramos Allup, encontró dentro de sótanos y en varias oficinas restos de altares que mandó a desmantelar y botar.

“Al final [Chávez] cometió un error, maldijo tres veces al pueblo de Israel. Ese tipo de manejos hacia una religión o hacia un pueblo le rebotó y a pesar de todos los esfuerzos políticos de sacarlo, incluso un golpe militar, a él lo sacó Dios”, remarcó.

Marquez señala que la gente se extraña de que él hable de estos temas pero eso es parte de este tipo de personajes. Solo hay que recordar, afirma, que estas prácticas “espiritistas” para mantenerse en el poder las utilizaron también Francois Duvalier, en Haití; Manuel Antonio Noriega, en Panamá; y las efectúa hoy Nicolás Maduro. “Es una guerra del bien contra el mal, de la luz contra las tinieblas. Y por si acaso hay que orar y ayunar”.

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