Se necesita una respuesta internacional a la altura de la situación en Venezuela, opina Michael Camilleri de Diálogo Interamericano



¿Hay en Venezuela sí o no un Estado de Derecho? Si existe está muy frágil y a punto de perderse. Así opina Michael Camilleri, director del Programa Estado de Derecho del centro de pensamiento (think thank) Diálogo Interamericano, con sede en Washington, Estados Unidos, quien considera también que la Asamblea Nacional Constituyente, no va a resolver la crisis que vive el país.

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Camilleri, cuya organización analiza temas de política internacional desde 1982, señala que el mensaje que dieron 13 países de la Organización de Estados Americanos (OEA) esta semana –incluyendo a Panamá y Estados Unidos–, de que al convocarse la ANC se estaría destruyendo completamente la democracia en Venezuela es cierto y debería provocar una “respuesta internacional” que esté a la “altura” de la situación.

Además, señala, algunas normas internacionales se están vulnerando con la manera que se ha convocado la constituyente, entre ellas, el principio de una persona un voto y que las condiciones en que se está dando ese voto, hace muy difícil tener un proceso electoral que en alguna manera sea equilibrado y justo.

El analista, quien conversó con este diario a su paso por Panamá, señala que la lucha que está dando el pueblo venezolano es inspiradora y se espera que eso abra una oportunidad para que el país vuelva al camino democrático y al respeto a su Constitución y sus obligaciones internacionales en materia de democracia y derechos humanos.

Además, valora como importante el papel desempeñado por el secretario general de la OEA, Luis Almagro, al generar las alertas sobre lo que sucedía, no obstante, ve como necesario analizar cómo hacer más efectivo el mecanismo democrático que supone la aplicación de la Carta Democrática Interamericana.

¿Y la consulta popular del 16 de Julio? También está consagrada en la Constitución de 1999, que dice que es vinculante, y los constitucionalistas y la oposición hablan mucho de las garantías que esa Constitución le dio al pueblo pero la comunidad internacional parece que teme valorar esa consulta como algo más que simbólico. ¿Cómo lo ven ustedes?

Es cierto que la comunidad internacional lo percibe más como una cosa simbólica pero a veces lo del simbolismo puede ser muy importante y ya son muchos países los que reconocieron la expresión de la voluntad del pueblo venezolano representada en esa consulta popular y llamaron al gobierno del presidente [Nicolás] Maduro a tenerlo en cuenta y respetar la voluntad del pueblo expresada en esa consulta.

Si regresamos al año pasado cuando hubo un intento de convocar formalmente un referendo revocatorio ese derecho que el propio presidente Chávez había incluido en la Constitución de 1999 y que había respetado finalmente cuando se hizo el referéndum pasado fue claramente violentada por este gobierno.

¿Debe la comunidad internacional seguir tratando al gobierno de Nicolás Maduro como un gobierno legítimo, luego de que el pueblo se rebeló, que el 80% de los que votaron en la consulta rechazó al gobierno y en medio de todas las violaciones a los derechos humanos?

La comunidad internacional tiene que vivir en la realidad. Las relaciones internacionales no se pueden hacer en el mundo de los deseos sino en el mundo que tenemos y el mundo que tenemos es uno en el que el presidente sigue estando a cargo del país, que las Fuerzas Armadas tienen un monopolio sobre las armas y que hay una parte de la población, mucho menor que hace unos años, pero una parte significativa, que sigue apoyando al gobierno, así que esa es una realidad con la cual tanto la oposición como la comunidad internacional tiene que vivir y reconocer y lidiar, y ojalá encontrar la manera, a través la presión en primer lugar, y eventualmente si se da lugar a través del diálogo, a una ruta pacífica, democrática, constitucional para salir de esta crisis.

¿Qué opina del papel de la OEA en esta crisis?

La OEA ha mostrado en la figura del secretario general [Luis] Almagro un liderazgo fundamental y cuenta con unos principios democráticos, en la forma de la Carta Democrática Interamericana, que no existen en otros organismos regionales y subregionales. El secretario Almagro con mucha claridad y mucho coraje ha dicho las cosas que hay que decir y eso ha reafirmado la relevancia de la OEA en este asunto.

Ahora, a nivel de los países que conforman la OEA, la cosa ha sido más frustrante. Por el lado positivo podemos decir que ha habido varios debates que han mantenido en el ojo público y en la discusión internacional el tema y que Venezuela ha tenido que responder en esos foros, incluyendo la Asamblea General de junio [pasado] en Cancún, y eso es importante. Desafortunadamente, al momento de votar no se ha podido lograr las mayorías necesarias para tener una acción más definitiva y decisiva de la OEA y eso es lamentable.

¿En función de eso, no cree que cuando pase la crisis de Venezuela, que habrá de pasar, la OEA requiere hacer una introspección para mirar qué hacer en casos como el que estamos viviendo con Venezuela, que sabemos que existió una política por años con los países del Caribe y otros gobiernos aliados que son los que han impedido lograr un consenso? ¿Requiere esto una vuelta de hoja para saber si los contrapesos están funcionando?

Creo que sí requiere unas reflexiones profundas eta experiencia para todos, incluyendo a la OEA. La fortaleza de la OEA es que todos los países, desde los más pequeños hasta los más grandes, tienen un lugar en la mesa, y pueden hablar como pares, y eso es poderoso y expresa una sensación y una idea de comunidad interamericana verdadera. Entonces no quisiera más allá de la coyuntura de esta crisis en particular, creo que sería una pérdida excluir ciertos países por sus tamaños o sus economías o sus posturas en ciertas cosas.

Ahora bien claramente la Carta Democrática requiere de mecanismos de implementación mucho más fuertes que permitan tener alertas tempranas y acciones tempranas para prevenir que un país que era democrático como Venezuela pueda llegar a la situación que estamos viviendo hoy en día, con ese nivel de desinstitucionalización democrática y represión y escasez para la gente que está viviendo allí. 

¿Qué escenarios avisora usted para Venezuela después de este domingo, tras la elección de los constituyentes?

Estamos todos muy pendientes, temo que si el presidente Maduro decide seguir con la constituyente, que obviamente no va a solucionar nada en el país, va a provocar incluso más resistencia y ahora sin las salidas institucionales y democráticas que te ofrece la Constitución actual. Es un momento que puede marcar un antes y un después, un momento clave en la historia venezolana y en la historia de la democracia en el hemisferio. 

¿Cuando se reencause Venezuela ve necesaria la participación de organismos como la OEA y la ONU para sacar adelante la reconstrucción del país o piensa que es una tarea que debe dejarse solo en manos de los políticos y la sociedad civil organizada venezolana? 

Sin duda, si se da una transición va a ser una cosa que requiere mucho apoyo de la comunidad internacional. Estará en manos, en primer lugar de los venezolanos, reconstruir su país y el tejido social, político y la economía, pero va a ser la responsabilidad de todos apoyar ese proceso, comenzando con una ayuda económica y humanitaria importante que sencillamente responde a las necesidades de la gente y que permita tener un poco más de espacio para esos otros procesos que probablemente van a ser largos.

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