¿Asilo político o una vía para el refugio de criminales?

La detención del exvicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, en la embajada de México en Quito, para enfrentar la justicia del país sudamericano por un caso de corrupción ha generado una serie de reacciones a favor y en contra.

En una carta pública, la Organización de Estados Americanos (OEA) cuestionó la decisión tomada por el gobierno ecuatoriano del presidente Daniel Noboa. Al mismo tiempo se pide a ambos países reunirse para abordar el tema, y convocó al organismo continental para que también analice esta crisis diplomática.

En Panamá hay diversas reacciones al respecto, tomando en cuenta que actualmente hay una tensión diplomática por el asilo concedido por Nicaragua al expresidente panameño Ricardo Martinelli, quien fue condenado a 10 años de prisión por el caso New Business.

Frente a este escenario de tensión diplomática entre varios países en la región, lo acontecido en Ecuador ha generado diversas reacciones.

“Yo soy el primero en creer que el derecho internacional debe respetarse. Sin embargo, en el caso Ecuador-México, hay que tener presente que en un sistema respetado por ambas partes, esto no pasa. Glas es un delincuente común y México, a sabiendas de eso, le da asilo”, escribió en su cuenta de X el abogado Carlos Ernesto González Ramírez.

En tanto, el ingeniero y empresario Juan J. Amado destacó que la diplomacia se desenvuelve dentro de normas claras y que acoger a personas prófugas de la justicia es un aspecto que está vedado en estas por estas normas. “Una característica de los maleantes es que confiablemente jugarán el juego sin seguir las reglas, sin importar la cantidad de perjuicios que exporten al resto del mundo. Tal es el caso que presenciamos hoy desde Ecuador, y análogamente el que vivimos en Panamá”, planteó Amado en su cuenta de X

Por su lado, el abogado y profesor de derecho internacional Alonso Illueca recordó una serie de hechos similares de alto perfil que se han dado en el mundo y que lo sucedido en Ecuador, es un hecho sin muchos precedentes en la historia reciente.

“En conclusión, e independientemente de las consideraciones de orden político y discursivo, se ha violentado una institución del derecho internacional. La condena debe ser inequívoca e ignorados aquellos llamados a emular dichos actos”, plasmó en la red social Illueca.

Por su parte, el periodista y comentarista Álvaro Alvarado expresó que se entiende la figura del asilo político, pero que no está de acuerdo con conceder asilos para “maleantes”.

“Entiendo perfectamente la figura del asilo, pero es frustrante ver como alguien se roba el país, luego es condenado por la justicia y como tiene dinero, se burla de todo el mundo y compra un asilo a un dictador corrupto. Tremendo negocio, robo, me compro el asilo y luego a disfrutar de todo lo robado. Si el asilo es por temas políticos, perfecto, pero asilo a maleantes, NO estoy de acuerdo”.

Juan Antonio Tejada, ex defensor del Pueblo de Panamá, resaltó que se debe exigir el estricto cumplimiento de las normas de conducta y que la OEA debe revisar el uso adecuado de las misiones diplomáticas.

“Aquellos polvos traen estos lodos”. Tardía reacción de la OEA. Para asegurar la paz y la buena convivencia de los Estados se debe exigir estricto cumplimiento de normas de conducta. OEA debe examinar el uso adecuado de las misiones diplomáticas”.

Glas, quien fue vicepresidente en la administración de Rafael Correa y en la de Lenín Moreno, estuvo en prisión tras ser condenado por el caso de los sobornos de Odebrecht.

Luego de cumplir cinco años de cárcel por dos condenas por los delitos de cohecho y asociación ilícita, Glas quedó en libertad a finales de 2022. La primera condena era por ocho años y la otra por seis.

Sin embargo, actualmente está siendo procesado por la presunta comisión del delito de peculado, en un caso denominado en la nación sudamericana como Reconstrucción. Esto tiene que ver con unas obras en la provincia de Manabí tras el terremoto de 2016.

Glas se atrincheró en diciembre de 2023 en la embajada de México en Quito y pidió asilo político. México informó que se lo concedió este viernes.

Tras ser sacado de la embajada mexicana en Quito, Glas fue trasladado a una cárcel de máxima seguridad en Guayaquil.

Henry Cárdenas P.

Editor