El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se unió a una cumbre de emergencia de la OTAN este viernes 25 de febrero para analizar la respuesta occidental a la invasión rusa de Ucrania y los temores por la seguridad de Europa.
Biden se reunió “con otros jefes de estado y de gobierno de la OTAN en una cumbre virtual extraordinaria para discutir la situación de seguridad en Ucrania y sus alrededores”, dijo la Casa Blanca.
La reunión, desde el Cuarto de Situación de la Casa Blanca y cerrada a la prensa, tiene lugar mientras tropas rusas cercaban a Kiev y se producían combates en algunos barrios de la capital de la exrepública soviética.
Atrapada entre el deseo de resistir la flagrante violación rusa de las normas de seguridad europeas posteriores a la Segunda Guerra Mundial y la falta de voluntad de arriesgarse a una confrontación entre las potencias con armas nucleares, la OTAN camina sobre una línea muy fina frente a lo que parece ser un resurgimiento de la Guerra Fría.
Pese a que Ucrania no integra la OTAN, aspira a formar parte de la alianza de defensa transatlántica, lo que en parte provocó la decisión del Kremlin de atacar.
Cuatro países vecinos y exsatélites soviéticos ya integran la OTAN y se busca tranquilizar a esos aliados de Europa Oriental, nerviosos de que el presidente ruso Vladimir Putin tenga intenciones más amplias.
Biden dijo reiteradamente que Ucrania no está ni cerca de unirse a la OTAN, y está firme en la postura de no enviar efectivos allí para repeler el ataque ruso.
Pero, Estados Unidos y otros integrantes de la alianza han intentado reforzar al ejército ucraniano con armas y pertrechos, mientras países fronterizos como Polonia se preparan para recibir refugiados.