El candidato presidencial izquierdista Luis Arce cerró este miércoles su campaña electoral para los comicios del domingo en Bolivia, un día después de que su rival centrista Carlos Mesa llamara a “derrotar definitivamente” el proyecto socialista del exmandatario Evo Morales.
El expresidente Mesa y Arce, el delfín de Morales, son los únicos de los seis candidatos en liza con opciones de ganar, según los sondeos, aunque es posible que la contienda deba definirse en un balotaje el 29 de noviembre.
“Se siente, se siente, Lucho presidente”, coreaba la multitud, entre la que predominaban las banderas azules del partido y las mascarillas para prevenir el coronavirus, en el mitin de clausura en El Alto, ciudad vecina a La Paz y tradicional bastión electoral de Morales.
“En 11 meses [de gobierno transitorio de Jeanine Áñez] la derecha ha mostrado su apetito, su ambición del poder, repartirse el Estado como botín de guerra, robarle al pueblo boliviano y además ha mostrado su incapacidad para manejar el país”, dijo Arce en su discurso.
En estos meses “el pueblo ha sentido dolor, luto, hambre. Ha vuelto el racismo, la discriminación”, agregó el candidato de 57 años, quien alzó la bandera de la bonanza económica y reducción de la pobreza durante el gobierno de Morales (2006-2019), del que él fue ministro de Finanzas.
La campaña electoral boliviana ha estado marcada por la polarización entre los partidarios y detractores de Morales, un leal amigo de Cuba y Venezuela, quien afirma desde su exilio en Argentina que Arce es “garantía de la estabilidad, crecimiento económico y redistribución de riqueza”.
En los comicios también se renovará la totalidad del Congreso boliviano, controlado ahora por el partido de Morales.
Por su parte, el expresidente Mesa (2003-2005) cerró la noche del martes su campaña en la ciudad oriental de Santa Cruz, cabecera de la región más rica de Bolivia, donde llamó a sus compatriotas a votar por él para evitar que el Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales y Arce vuelva al poder.
“Somos los únicos que podemos derrotar definitivamente a Morales y a Arce, porque Arce no es otra cosa que Morales, y Morales ‘never in the life’ (nunca más en la vida)”, declaró Mesa en el colorido y bullicioso acto, ante centenares de seguidores.
Mesa hizo su mitin de cierre en Santa Cruz, en vez de en La Paz, en un aparente intento por quitarle votos al derechista Luis Fernando Camacho, líder de un comité cívico local y quien cobró notoriedad hace un año en las protestas que condujeron a la renuncia de Morales (2006-2019).
Camacho, abogado de 41 años y tercero en los sondeos, encabezó la tarde del miércoles una “gran caravana” de autos y motocicletas por calles de Santa Cruz, casi a la misma hora en que Arce participaba en el mitin de El Alto.
Cuatro misiones de observación internacionales supervisarán la transparencia de los comicios, que sustituyen a las elecciones del 20 de octubre de 2019, anuladas tras denuncias de fraude en favor de la reelección de Morales.
“Hemos hecho un llamado general a que se respeten los resultados”, declaró Francisco Guerrero, de la misión de la Organización de Estados Americanos (OEA), tras reunirse con Áñez este miércoles.
Las otras misiones son de la Unión Europea, del Centro Carter y de la asociación de organismos electorales de América.
La noche de los comicios de 2019 se paralizó un conteo preliminar de votos y al reanudarse, un día después, había un considerable aumento de la ventaja de Morales. La misión de la OEA expresó entonces su preocupación por el cambio de tendencia, que calificó como “drástico” y “difícil de explicar”.
La oposición boliviana no aceptó los resultados y se desataron protestas que condujeron tres semanas después a la renuncia de Morales, quien fue sustituido por la derechista Áñez.
Para los comicios de este domingo se designaron nuevos magistrados en el Tribunal Supremo Electoral (TSE), quienes revisaron el padrón de votantes, de 7.3 millones de ciudadanos.
“Vemos con confianza este proceso electoral”, dijo José Antonio de Gabriel, enviado del Centro Carter de Estados Unidos, tras reunirse este miércoles con el presidente del TSE, Salvador Romero.
De Gabriel destacó que a pesar de la complejidad de “llevar a efecto un proceso electoral en tiempos de coronavirus, todo el país está habituado a las medidas de bioseguridad” y no deberían elevarse los contagios.
Bolivia, con 11 millones de habitantes, bordea los 139 mil contagios de Covid-19 y más de 8 mil 300 muertos.
Romero, por su lado, prometió una “política de puertas abiertas” para verificar el escrutinio y resaltó que “los ciudadanos van a poder tener acceso a las fotografías del acta” de cada mesa de votación.
La Constitución declara ganador en primera vuelta al candidato que obtiene mayoría absoluta o el 40% de los votos con 10 puntos de ventaja sobre el segundo. De lo contrario, habría balotaje entre los dos más votados.