Los cerca de 7.3 millones de bolivianos llamados a las urnas comenzaron a votar este domingo para elegir nuevos presidente y vicepresidente, casi un año después de que el mandatario indígena Evo Morales renunciara en medio de una convulsión social derivada de denuncias de fraude en los comicios.
La votación, en las que figuran como favoritos el izquierdista Luis Arce -del partido Movimiento al Socialismo (MAS), de Morales- y el centrista Carlos Mesa, comenzó oficialmente a las 08H00 locales (12H00 GMT) y se prolongará nueve horas, una jornada más larga que la de 2019 debido a las medidas sanitarias tomadas para evitar la propagación del coronavirus.
El electorado también elegirá a 130 diputados y 36 senadores para renovar el Congreso bicameral.
Se prevé que los primeros resultados demoren en conocerse, después de que el Tribunal Supremo Electoral suspendiera el sábado por la noche el sistema de conteo rápido.
La corte justificó esta decisión por la falta de garantías de que los resultados ofrecidos por este sistema coincidan con los datos oficiales.
“Hemos priorizado la certeza de los resultados”, dijo el presidente del TSE, Salvador Romero, en la inauguración de la jornada electoral, a la que asistió la presidente interina, la derechista Jeanine Áñez.
La decisión del TSE fue respaldada por los observadores internacionales de la OEA, la ONU, la UE y la Uniore, así como por el partido Comunidad Ciudadana, de Carlos Mesa. Sin embargo, el MAS y la Alianza Creemos, del candidato ultraderechista Fernando Camacho, repudiaron la medida.
Arce, el delfín de Morales considerado artífice del milagro económico en casi 14 años de gobierno del MAS, figura como primero en la intención del voto, pero lo más probable es que enfrente al expresidente Mesa (2003-2005) en el balotaje del 29 de noviembre.
Las elecciones se realizan casi un año después de la renuncia de Morales, el 10 de noviembre de 2019, en medio de denuncias de fraude. La convulsión social y política que se generó dejó más de 30 muertos, 800 heridos y saqueos.
Ante los temores de que vuelvan a ocurrir esos episodios violentos, se ha mantenido una sensación de incertidumbre entre la población.
“No sé la verdad qué va a pasar, tengo miedo que pase lo peor. Hay comentarios de los políticos que atemorizan a la gente”, dijo Virginia Luna, de 41 años, en el colegio Agustín Aspiazu, en La Paz, adonde llegó muy temprano para ser una de las primeras en votar.