Un año después del espectacular anuncio del deshielo con Estados Unidos, el turismo y los negocios se dispararon en Cuba, pero la mayoría de los cubanos todavía no siente el impacto en sus bolsillos.
Desde julio, la bandera de las barras y las estrellas ondea en la embajada en La Habana, y los bares, hoteles y restaurantes privados siempre lucen llenos, lo que retrata el renovado interés por este país.
El turismo espera cerrar el año con un alza del 17.6%, para un total de casi 3.2 millones de visitantes extranjeros.
El acercamiento anunciado el 17 de diciembre de 2014 "fue muy buena noticia para mi negocio, noté un gran aumento de turistas este año", comentó a la AFP Vladimir Zamora, de 32 años. Para este propietario de un "paladar" (restaurante privado) en La Habana Vieja, este repunte turístico está indisolublemente ligado al ya famoso 17D.
PERSISTEN CARENCIAS
Pero este auge no beneficia aún a gran parte de los cubanos que debe lidiar con carencias en su vida cotidiana. Los bajos salarios (20 dólares mensuales) son insuficientes para cubrir las necesidades, y eso los obliga a ingeniárselas para obtener más ingresos a través de la compra y venta en el mercado negro.
"Sentí una alegría muy grande pensando que íbamos a cambiar, pero de eso nada hasta hoy", señaló a la AFP Julio Miró, un jubilado de 83 años.
Peor aún, el acercamiento provocó en los últimos meses un aumento dramático de las salidas de los cubanos hacia Estados Unidos (más de 78% en un año, según el Instituto Pew Research Center).
La mayoría de esos emigrantes teme por la derogación en Estados Unidos de la Ley de Ajuste Cubano, que desde 1966 otorga a los cubanos un trato privilegiado de residencia y facilidades laborales.
"El clima de distensión (...) facilita que Cuba diversifique sus relaciones económicas más allá de Venezuela", su primer socio comercial, cuya situación política ofrece pocas garantías, indicó Jorge Duany, del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de Florida.
CUBA RECOBRA SU ATRACTIVO ECONÓMICO
Este año Cuba recobró su atractivo económico, intensificó su acercamiento con la Unión Europea y las visitas de políticos y empresarios de varios continentes se multiplicaron.
En ese contexto, Cuba renegoció su deuda de 11 mil 100 millones de dólares con sus acreedores del Club de París, que condonaron buena parte de los créditos, de manera que la isla pagará solo 2.600 millones en 18 años.
Sin embargo, la apertura sigue un ritmo lento, frenado por la burocracia de un Estado propietario de la mayor parte de la economía y por el peso del embargo estadounidense, que aún es un fuerte obstáculo para la inversión extranjera por sus efectos extraterritoriales.
"Cuba debe tratar de realizar las reformas económicas (...) para que ese proceso sea visto como la reversión de la isla a la economía mundial. Eso se tomará como un primer paso", dijo Peter Schechter, del Centro de Investigaciones Latinoamericanas del Consejo Atlántico, un grupo de análisis estadounidense.En términos de libertades públicas, la situación no cambió mucho.
A las exhortaciones del presidente Barack Obama, quien reclama inflexiones en la materia, La Habana contrapone la "soberanía nacional" y la "no injerencia".
El martes, el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad al-Hussein, expresó su preocupación por "cientos de arrestos arbitrarios y detenciones de corto plazo", en las últimas semanas, incluso en el Día Internacional de los Derechos Humanos.
Estados Unidos y Cuba anunciaron que en los próximos meses continuarán sus discusiones para desbloquear temas sensibles heredados de más de medio siglo de confrontación.
"Hay algunos asuntos de interés común que pueden acordarse en el corto plazo, como la cooperación en la lucha contra el narcotráfico y la trata de personas, la salud pública, los desastres naturales o la protección del medio ambiente", apuntó Duany.