El Gobierno de Colombia pidió este martes 5 de octubre a Panamá que “facilite” la entrada a su territorio a los migrantes que sean menores o mujeres en estado de embarazo para que eviten el riesgoso paso clandestino a Centroamérica por las selvas del Darién.
El defensor del Pueblo, Carlos Camargo, pidió al país vecino la creación de un corredor “que facilite el tránsito de niños, niñas, adolescentes, mujeres gestantes y mujeres lactantes, sin que tengan que exponer su vida”.
La solicitud fue hecha en una reunión con autoridades del municipio de Necoclí (noroeste), donde unos 20,000 migrantes, la mayoría haitianos, aguardan para embarcarse hacia las selvas de las frontera colombo-panameña.
A petición de las autoridades panameñas, las navieras de Necoclí limitan el número de pasajes a la venta hacia el municipio fronterizo de Acandí a 650 al día.
Miles de viajeros que buscan llegar a Estados Unidos están represados a la espera de un cupo en los botes que cruzan el golfo de Urabá.
Desde Acandí los migrantes emprenden una travesía de entre cuatro y cinco días a pie hasta el poblado panameño de Bajo Chiquito.
En el camino deben sortear abismos, serpientes, bandas de asaltantes y violadores. También pagan alrededor de 300 dólares a grupos de “guías” que custodian el sendero selvático del lado colombiano de la frontera.
La ruta ha vivido un boom de migrantes este año: unas 67,000 personas completaron la travesía entre enero y agosto, frente a las 6,465 que lo hicieron en todo 2020, según la autoridad migratoria panameña
La mayoría son haitianos que vienen de Chile o Brasil, adonde emigraron tras el terremoto de 2010 que dejó unos 200,000 muertos en su país.