Cientos de feligreses, religiosos y estudiantes universitarios conmemoraron la noche del sábado el 35 aniversario de la masacre de seis padres jesuitas y dos mujeres en 1989 en la guerra civil (1980-1992), mientras en el país se desarrolla la audiencia preliminar contra los acusados de la autoría intelectual de este crimen de lesa humanidad.
Ataviados con camisas con mensajes religiosos, portando palmas adornadas con flores y los rostros de los jesuitas, cinco de ellos españoles, en estampas o pancartas, los asistentes recorrieron el campus de la Universidad Centroamericana (UCA).
Las velas en las manos de cada participante fueron marcando un camino de la tradicional “procesión de los farolitos” por las calles internas del centro de estudios, en el hacían su vida diaria los llamados ‘Mártires de la UCA’.
“Son 35 años (de la masacre) y, para nosotros, su legado sigue teniendo vigencia”, dijo a EFE Omar Serrano, vicerrector de Proyección Social de la UCA.
Recordó que “fueron hombres valientes que se atrevieron a decir la verdad en tiempos difíciles, que defendieron al humilde, trabajaron por los derechos humanos y promulgaban la paz” mientras el país se encontraba en guerra civil.
“Los jesuitas tuvieron dos armas que fueron muy poderosas. La primera fue su palabra y la segunda, su obra. Nosotros estamos llamados a seguir con su palabra, que dice la verdad, y su obra en pro de los derechos humanos, la verdad y justicia social”, concluyó Serrano.
Esta conmemoración se ve marcada por la realización en los días previos de la audiencia preliminar contra 11 personas, señaladas de ser autores intelectuales de este crimen, entre ellos el expresidente Alfredo Cristiani (1989-1994) y el exdiputado Rodolfo Parker.
Se prevé que la audiencia concluya la próxima semana y se conozca si el proceso avanza o no a juicio.
Los imputados en este caso son, además de Cristiani y Parker, los militares retirados Juan Rafael Bustillo, Juan Orlando Zepeda, Rafael Humberto Larios, Carlos Camilo Hernández, Nelson Iván López, Joaquín Arnoldo Cerna, Inocente Orlando Montano, Óscar Alberto León Linares y Manuel Antonio Ermenegildo Rivas Mejía.
Las víctimas fueron los españoles Ignacio Ellacuría, Segundo Montes, Ignacio Martín-Baró, Amando López y Juan Ramón Moreno y el salvadoreño Joaquín López, la trabajadora de la UCA Elba y su hija de 16 años, Celina Ramos, ambas salvadoreñas.
El crimen se perpetró la madrugada del 16 de noviembre de 1989, cinco días después de que la entonces guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) lanzara la ofensiva ‘Hasta el tope’ en la capital, cuando un comando de élite del Ejército salvadoreño segó la vida de los jesuitas.
Por este crimen únicamente está encarcelado en El Salvador el coronel Guillermo Benavides, condenado a 30 años de prisión en 1991 por trasladar la orden de asesinar a los jesuitas y a quien se le ha negado el indulto y conmutación de la pena por ser un crimen de lesa humanidad.