La conservadora alemana Ursula von der Leyen se convirtió este martes en la primera mujer que presidirá la Comisión Europea, después de que una Eurocámara dividida confirmara, por la mínima, la decisión de los mandatarios de auparla al frente del bloque hasta 2024.
"Me siento muy honrada por la confianza depositada en mí, que es la confianza depositada en Europa", dijo Von der Leyen luego de la votación, llamando a los diputados a trabajar "de manera constructiva" por una Europa "unida y fuerte".
Pese a contar con el apoyo de las principales familias proeuropeas -su Partido Popular Europeo (182 eurodiputados), los socialdemócratas (154) y los liberales (108)-, que suman un total de 444, logró "solo" 383 votos a favor por 327 en contra.
"Fue nombrada fuera de la burbuja de Bruselas, lo que explica su modesto resultado", indicó a la AFP Jean-Dominique Giuliani, de la Fundación Schuman, señalando una "rebelión de socialistas por razones políticas y de los Verdes por razones ideológicas".
Von der Leyen obtiene el cargo con un resultado muy ajustado, con solo 9 votos más del mínimo necesario de 374 y por debajo de los números del actual titular de la Comisión, Jean-Claude Juncker (PPE), que obtuvo 422 sufragios en 2014.
Antes de la votación secreta en Estrasburgo (noreste de Francia), diputados euroescépticos como los italianos del Movimiento 5 Estrellas (antisistema, 14) habían confirmado su voto a favor de la alemana.
"Su mandato será muy frágil, a semejanza de una UE sin aliento", celebró el eurodiputado galo Nicolas Bay, cuyo grupo ultraderechista Identidad y Democracia (73) había anunciado su voto en contra.
Los ecologistas (74) también votaron en contra, así como la izquierda radical (41). El Partido Ley y Justicia polaco (PiS, euroescéptico) celebró que el apoyo de sus eurodiputados a Von der Leyen fue clave.
La presidenta electa intentó quitar hierro al resultado. "En democracia, la mayoría es la mayoría", indicó en rueda de prensa, asegurando que hace dos semanas, cuando fue designada por los mandatarios, ni siquiera la tenía.
Aunque se especuló entonces con la posibilidad de retrasar su investidura a septiembre, como ocurrió en 2009 con el segundo mandato de José Manuel Barroso, esto "les habría obligado a hacer más concesiones", según una fuente europea.