El gobierno de Costa Rica celebró este domingo la obtención del premio internacional Earthshot en la categoría Proteger y Restaurar la Naturaleza y prometió intensificar sus esfuerzos en la lucha contra el cambio climático.
“Recibimos el premio con orgullo pero con humildad (...). Es un honor para nuestros cinco millones de habitantes. Continuaremos reconociendo la naturaleza como nuestro activo más valioso, avanzando hacia un mundo carbono neutral”, expuso el presidente Carlos Alvarado de manera virtual, durante la celebración del evento realizado en Londres.
Costa Rica ganó el galardón, otorgado por la Royal Foundation y promovido por el príncipe Guillermo de Inglaterra, por su programa de Pago por Servicios Ambientales (PSA), empleado desde hace 24 años en el país.
“Lo que hemos alcanzado en este pequeño país de Centroamérica puede ser alcanzado en cualquier lugar del mundo”, dijo el mandatario.
El programa está en ejecución desde 1997 y consiste en un reconocimiento económico a propietarios y poseedores de bosques y plantaciones forestales por conservar sus espacios sin manipulación.
El plan permitió duplicar las áreas que habían sido deforestadas en décadas anteriores y además aportó 4,000 millones de dólares por medio del ecoturismo.
“La magia de nuestros bosques es la semilla de nuestro modelo de desarrollo. (...) Costa Rica le demuestra una vez más al mundo que somos pioneros en desarrollar de manera exitosa modelos de conservación en tierra”, añadió al conocer la noticia del premio.
Costa Rica recibirá también un insumo económico de unos 1.4 millones de dólares.
“Invertiremos estos recursos en replicar y fortalecer estos modelos en conservación marina; sabemos que debemos ser diligentes y actuar ya para contrarrestar los impactos del cambio climático, o los efectos serán irreversibles”, comentó Alvarado.
La ministra de Ambiente y Energía costarricense, Andrea Meza, expresó a la AFP que dentro de la organización de Earthshot “estaban buscando, para grandes desafíos globales, soluciones que sean efectivas y el modelo costarricense permitió catalizar esta nueva industria y generar nuevos ingresos y encadenamientos asociados al turismo”.
“Lo que quieren es llevarlo (el proyecto) a otros lugares, porque pueden ser herramientas útiles, replicadas en otros países para que colectivamente a nivel mundial logremos detener esa destrucción de biodiversidad”, añadió.
La propuesta de Costa Rica superó en la etapa final al proyecto Restor, de Suiza, y a la Fundación Pole Pole, del Congo.
Esta es la primera edición de los Earthshot, los cuales continuarán entregándose anualmente hasta 2030, la fecha límite para alcanzar la gran mayoría de metas ambientales planteadas en el Acuerdo de París sobre cambio climático, firmado por 175 naciones.
El evento, que aspira a convertirse en el Nobel del Medioambiente, fue televisado desde el Alexandra Palace de Londres y contó con actuaciones de artistas como Coldplay y Ed Sheeran.
Fueron en total cinco categorías: proteger y restaurar la naturaleza, limpiar el aire, revivir los océanos, construir un mundo sin despilfarro y reparar el clima.
Recompensaron tanto a personas -activistas, científicos, economistas- como a empresas, organizaciones, gobiernos, ciudades o países que propusieron soluciones viables a la crisis climática.
Los otros quince finalistas incluyeron una granja en las Bahamas que cría corales resistentes al calentamiento global, una tabla de planchar sobre ruedas que funciona con energía solar inventada por una adolescente india, una empresa japonesa que trabaja en el tratamiento de aguas residuales o un proyecto que busca proporcionar electricidad limpia y asequible en Nigeria.
El príncipe Guillermo, nieto de Isabel II, entregó así sus primeros premios medioambientales, tras una semana marcada por el descontento de la realeza británica ante la inacción de los líderes mundiales frente al cambio climático.
Además del príncipe, el jurado de esta primera edición estuvo compuesto por personalidades como la cantante colombiana Shakira, el futbolista brasileño Dani Alves, la exresponsable climática de la ONU Christina Figueres, la actriz australiana Cate Blanchett, la reina Rania de Jordania y el naturalista británico David Attenborough.
Dotado con un monto de 50 millones de libras durante diez años (más de 59 millones de euros, poco más de 68 millones de dólares), el premio Earthshot, creado en 2020, pretende ser “el lauro medioambiental mundial más prestigioso de la historia”, y está inspirado en el programa lunar del presidente estadounidense John F. Kennedy, que contribuyó particularmente al desarrollo tecnológico de la humanidad.
Su objetivo es tanto recompensar a personas (activistas, científicos, economistas, etc.) como a empresas, organizaciones, gobiernos, ciudades o inclusive países que logren “soluciones viables” a la crisis climática, mejorando “las condiciones de vida en el planeta, sobre todo para aquellas comunidades más expuestas al cambio climático “.
Fustigando al turismo espacial, el príncipe Guillermo instó en esta semana a centrarse en la Tierra. “Algunos de los mayores cerebros y mentes de este mundo deben intentar arreglar a este planeta primero, no buscando el próximo lugar donde ir a vivir”, subrayó.
Ante la cercanía de la conferencia de la ONU sobre cambio climático COP26, que se celebrarán en la ciudad escocesa de Glasgow del 31 de octubre al 12 de noviembre, la familia real británica llamó esta semana a los líderes mundiales a comprometerse con el futuro del planeta.
En una entrevista con la BBC Guillermo le pidió algo más que “palabras”, su padre Carlos, de 72 años, llamó a los dirigentes mundiales a “ponerse manos a la obra” y la propia reina fue captada por un micrófono de una cámara tras un acto público expresando su “irritación” ante quienes “hablan pero no actúan”.
Sin embargo, grupos medioambientalistas denuncian la “hipocresía climática” de la realeza, que es el mayor terrateniente del Reino Unido, con grandes fincas de Escocia dedicadas a la caza y la agricultura.
El pasado fin de semana, el ecologista Chris Packham encabezó una marcha infantil hasta el Palacio de Buckingham para entregar una petición con más de 100,000 firmas en la que se pedía a la reina Isabel II que reasilvestre sus tierras.