Un incendio destruyó decenas de viviendas en Nueva Zelanda, anunciaron las autoridades, que consideran “un milagro” que nadie haya resultado herido cuando “un muro naranja” cayó sobre un pueblo aislado de la Isla Sur.
El incendio comenzó en un bosque situado en las montañas este domingo por la mañana y, atizado por fuertes vientos, se propagó al pueblo de Lake Ohau, obligando a sus habitantes a huir para sobrevivir.
Unas 50 estructuras quedaron destruidas y la situación seguía siendo “tensa” el lunes (hora de Nueva Zelanda), sobre todo por los fuertes vientos. Once helicópteros y nueve equipos de bomberos intentan contener las llamas, señaló este cuerpo.
“La verdad es que es un pequeño milagro que nadie haya resultado herido”, estimó el alcalde del distrito de Waitaki, Gary Kircher.
“Hablé con un hombre que se levantó para ir a ver a su perro (que ladraba) al amanecer, abrió la puerta y vio ese muro naranja”, agregó.
Los incendios son relativamente frecuentes en la Isla Sur en esta época del año, pero éste es inusual por su tamaño e intensidad.