Tras el ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre de 2023 en Israel, quedaron desplazadas 80 mil personas, la mayoría residentes de los kibutzim (comunidades agrícolas) en el sur del país, cerca de la Franja de Gaza, donde en este momento el Ejército israelí concentra la ofensiva militar.
Han sido distribuidos en distintas ciudades del país y ahora temen regresar. Misael Saleman, quien llegó a Israel en 1963 desde Argentina para instalarse en el kibutz Or Hanel, es uno de ellos. Actualmente se aloja en un hotel en Jerusalén.
Saleman expresa que el gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu los dejó sin protección, por lo que su regreso ahora depende de que el ejército los resguarde, fortalezca las unidades de seguridad interna en el kibutz y se instalen sensores o alarmas en las cercas.
Desplazados del ataque de Hamás exigen seguridad y justicia en Israel. Video: Juan Luis Batista https://t.co/4zmMHZZAm8 pic.twitter.com/t7lHIxHFP6
— La Prensa Panamá (@prensacom) February 9, 2024
Afirma que tal vez por aquello de que los kibutzim “son considerados de izquierdas o algo así” los han “ignorado durante mucho tiempo”, dejándolos a merced de los terroristas de Hamás, quienes han declarado su intención de borrar a Israel del mapa.
El 7 de octubre, milicianos de Hamás violaron la valla entre Israel y Gaza, matando a 900 civiles y 300 soldados, e hiriendo a 4,800 personas. Todo esto ocurrió mientras lanzaban cientos de misiles al territorio israelí. El ejército tardó aproximadamente siete horas en llegar.
Déborah Mizrahi, también de origen argentino y con 32 años de vivir en Israel, fue desplazada de su hogar, el kibutz Kfar Aza, en el sur. Después del “éxodo bajo fuego”, ahora vive en un hotel de otro kibutz en el norte y desconoce si podrá regresar.
Se salvó gracias a que su esposo mantuvo la puerta del refugio cerrada por más de cuatro horas mientras los terroristas causaban destrozos en su casa, masacraban a los vecinos y aterrorizaban a los niños, utilizando su sufrimiento como carnada para infligir el mayor daño posible.
Masacraron a 64 personas de aproximadamente mil que vivían allí y secuestraron a 20. Tres todavía permanecen en manos de Hamás y dos murieron en el intento de escapar de ellos.
El ataque comenzó a las 6:30 a.m. y el ejército no llegó hasta pasadas las 7:00 p.m. Fueron las horas más angustiantes de sus vidas.
Otro kibutz en el sur, el Nir Oz tenía una población de 400 personas, muchos de ellos también provenientes de Argentina. Una cuarta parte de sus habitantes fueron víctimas de Hamás: 49 asesinados y 67 secuestrados, de los que 40 ya fueron liberados.
Recorrer este lugar, cuatro meses después, permite observar las huellas del horror: casas quemadas, ventanas arrancadas, puertas llenas de hoyos de balazos y rastros de sangre.
El presidente de Argentina, Javier Milei, tuvo esta dura experiencia este 8 de febrero. “Ha sido una visita verdaderamente conmovedora, que sacude hasta el alma”, comentó durante una visita en la que estuvo acompañado del presidente israelí, Isaac Herzog.

Mizrahi, en tanto, responsabiliza principalmente a los líderes isralíes, porque afirma que “los soldados no tenían instrucciones claras”. De hecho, sostiene que Hamás tenía más información sobre el kibutz que el propio gobierno.
Durante años, el grupo islámico los estudió meticulosamente, sabiendo perfectamente la cantidad de personas que vivían allí y todo sobre sus movimientos. Por ejemplo, señala que Hamás siempre lanzaba misiles a la hora en que los niños iban al colegio.
Su madre le dice que tuvo suerte de estar viva, pero este consuelo le causa más dolor ya que le recuerda que 1,200 personas fueron asesinadas y 136 aún están en manos de Hamás en Gaza.
“La confianza se ha roto”, expresa.


