El premio Nobel de Química fue atribuido este miércoles 6 de octubre al alemán Benjamin List y al escocés instalado en Estados Unidos David MacMillan por haber desarrollado una nueva herramienta de construcción de moléculas que ha vuelto más “limpia” la química y ha mejorado la investigación farmacéutica.
Los dos científicos, ambos de 53 años, recibieron el prestigioso galardón por haber desarrollado en 2000 la catálisis asimétrica (o organocatálisis), un nuevo tipo de catalizadores revolucionario que ha avanzado “a una velocidad prodigiosa” desde entonces, explicó el jurado del Nobel.
Los catalizadores --sustancias que controlan y aceleran las reacciones químicas, pero que no forman parte del producto final-- son mecanismos fundamentales para los químicos.
Pero durante mucho tiempo, los científicos pensaban que sólo había dos tipos de catalizadores disponibles: los metales y las enzimas.
De manera independiente el uno del otro, List y MacMillan pusieron en marcha un tercer tipo, utilizando “pequeñas moléculas orgánicas” como la prolina, y siguen siendo punteros en este ámbito, precisó el jurado.
Al contrario de los metales y las enzimas, la prolina es el mecanismo “soñado” por los químicos: es una molécula muy simple, barata y que respeta el medioambiente.
“Esto cambia la situación porque aporta una nueva herramienta”, se congratuló Peter Somfai, miembro de la Academia de las Ciencias. “En el ajedrez, sería como introducir una nueva pieza en el tablero con nuevas reglas del juego”.
Gracias a la organocatálisis, los investigadores en farmacia pueden fabricar grandes cantidades de diferentes moléculas de forma relativamente simple, creándolas por ejemplo de forma artificial.
“Es una inmensa sorpresa”, reaccionó el laureado alemán, contactado por teléfono por la fundación Nobel.