Dos mujeres genetistas de Francia y Estados Unidos ganan el Nobel de Química

Dos mujeres genetistas de Francia y Estados Unidos ganan el Nobel de Química
Emmanuelle Charpentier (izq.) y Jennifer Doudna ganaron en 2015 el premio Princesa de Asturias. AFP


Dos mujeres genetistas, la francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer Doudna, recibieron este miércoles 7 de octubre el premio Nobel de Química por sus investigaciones sobre las “tijeras moleculares”, un avance “revolucionario” para modificar los genes humanos y reescribir de alguna manera el ADN.

El galardón quiere recompensar “un método de edición de genes” que “contribuye a desarrollar nuevas terapias contra el cáncer y puede hacer realidad el sueño de curar enfermedades hereditarias”, subrayó el jurado en Estocolmo.

La francesa, de 51 años, y la estadounidense, de 56, se convierten así en la sexta y séptima mujer que ganan un Nobel de Química desde 1901.

En junio de 2012, las dos genetistas y su equipo describieron en la revista Science una nueva herramienta con la que se podía simplificar el genoma. El mecanismo se llama Crispr/Cas9 y es conocido como tijeras moleculares.

Si la terapia genética consiste en introducir un gen normal en las células que tienen un gen con problemas, como si fuera un caballo de Troya, para que haga el trabajo del gen que no funciona, Crispr va más lejos: en lugar de añadir un gen, modifica el gen existente.

“La posibilidad de cortar el ADN donde se quiera ha revolucionado las ciencias moleculares. Solo la imaginación fija los límites del uso de esta herramienta”, dijo el jurado del premio.

Su uso es fácil, barato y permite a los científicos ‘cortar’ el ADN exactamente donde quieren, para por ejemplo corregir una mutación genética y curar una enfermedad rara.

El descubrimiento es reciente pero ha sido citado desde hace algunos años como candidato al Nobel.

Sin embargo, la técnica aún no es infalible y tiene camino por recorrer. También hay que evitar usos no deseables como el caso de un científico chino que lo utilizó en embriones humanos durante una fecundación in vitro de la que nacieron gemelas. El científico quiso introducir en ellas una mutación de resistencia al VIH, pero provocó otras mutaciones por error cuyas secuelas en la salud de estas personas se desconoce.

Este logro también se ve envuelto en disputas de patentes en Estados Unidos entre las dos premiadas y el investigador estadounidense de origen chino Feng Zhang, lo que hizo pensar a algunos que la recompensa no llegaría por ahora.

Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna adelantaron ese martes a un numeroso grupo de premiados a los que este prestigioso galardón les llegó pasados los 70 años y a otros que lo recibieron a título póstumo.

Las dos genetistas han sido galardonadas además con varias distinciones por este descubrimento: el Breakthrough Prize (2015), el Princesa de Asturias en España (2015) o el premio Kavli de las nanociencias en Noruega (2018).

Para William Kaelin, que ganó el Nobel de Medicina el año pasado, este descubrimiento genético es uno de los más grandes de la década.

En 2019, el Nobel de Química fue para un trío: el estadounidense John Goodenough -de entonces 97 años-, el británico Stanley Whittingham y el japonés Akira Yoshino por la invención de las baterías de iones de litio, presentes en muchas tecnologías.


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