El Estatuto de Protección Temporal para los venezolanos y el manejo de la pandemia fueron los grandes logros del presidente colombiano, Iván Duque, y las fallas en la implementación de la paz y el deterioro de la seguridad, el lunar de su Gobierno que termina dentro de 3 días con una popularidad inferior al 30 %.
Duque enfrentó desde el comienzo una férrea oposición por parte de la izquierda que el próximo domingo lo sucederá en el poder y vivió además una situación inédita por cuenta de la pandemia, que paradójicamente le dio un respiro en un momento en que tomaban fuerza las protestas populares contra su gestión.
Esa tregua duró hasta abril de 2021, cuando el país vivió el mayor estallido social de su historia, en el que se criticó el uso desproporcionado de la fuerza por parte de la Policía que, según organizaciones sociales, dejó al menos 83 muertos.
“Lo que va a quedar como imagen del Gobierno Duque es la incapacidad para gestionar la protesta social, pues la represión generó problemas de derechos humanos muy graves (...) creo que todo esto hace que sea muy difícil, por lo menos a corto plazo, que tenga un futuro político destacado en Colombia”, dijo a Efe Yann Basset, profesor de Ciencia Política de la Universidad del Rosario.
Uno de los obstáculos que limitaron la respuesta de Duque a las protestas fue la falta de diálogo con los movimientos sociales, algo que incluso su antecesor, Juan Manuel Santos, le reprochó esta semana, sin nombrarlo, cuando afirmó que conversando con la gente “se habría evitado muchos problemas”.
“Yo nunca entendí por qué gobernantes se niegan al diálogo, y no entiendo todavía por qué los gobernantes no reconocen a sus adversarios, eso es una estupidez”, dijo Santos en un acto de la Comisión de la Verdad.
IMAGEN EROSIONADA
El manejo de las protestas populares, que en muchos lugares desembocaron en acciones vandálicas y se prolongaron por más de dos meses, acabó de erosionar la imagen de Duque, cuya gestión tiene una aprobación de solo el 27 %, según una encuesta del mes pasado de la firma Invamer.
Sin embargo, Basset aseguró que Duque saldrá con una imagen internacional muy positiva por lo hecho con el Estatuto Temporal de Protección, que pretende la regularización de los casi 2,5 millones de inmigrantes venezolanos que hay en el país.
Con este programa, Colombia pasó de tener cerca de un 60 % de venezolanos en situación irregular a menos de un 12%, pues hasta el mes pasado habían sido regularizadas 333,806 personas y más de 1,2 millones están en proceso, mientras que más de 600,000 tienen autorización para entrar en el estatuto.
“La política para los migrantes venezolanos no era fácil para un país como Colombia. Con grandes problemas internos, recibir tanta población migrante en tan poco tiempo genera muchas dificultades”, dijo Basset, que agregó que Duque logró “gestionar esto evitando los hechos de xenofobia que se pueden manifestar en los discursos y que se han manifestado en muchísimos países vecinos”.
MANEJO DE LA PANDEMIA
En cuanto a la pandemia, las medidas que tomó Duque por intermedio de su ministro de Salud, Fernando Ruiz, han sido reconocidas, incluso por sus críticos, como eficaces en el plano sanitario, pese a que la covid-19 ha dejado en el país más de 140,000 muertos y más de 6.2 millones de contagiados.
En lo social, las ayudas del Gobierno beneficiaron a millones de familias pobres que recibieron subsidios como el “Ingreso solidario” y se ejecutó el Plan Nacional de Vacunación, que permitió al país retomar la normalidad el año pasado.
Duque deja el Gobierno con cerca de 30 millones de colombianos, que corresponden a más del 60 % de la población del país, con su esquema completo de vacunación, mientras que 13,4 millones han recibido una dosis de refuerzo, según las cifras más recientes del Ministerio de Salud.
“Aunque Colombia termina con un número de muertos muy importante el Gobierno ha logrado que las vacunas lleguen a tiempo y logró vacunar una cantidad impresionante de su población en poco tiempo”, dijo Basset.
LA PAZ EN CRISIS
Al Gobierno de Duque, que desde antes de comenzar ganó notoriedad por sus críticas al acuerdo de paz firmado en noviembre de 2016 con la antigua guerrilla de las FARC, la implementación de lo pactado se le convirtió en una ecuación que nunca supo abordar ni resolver.
Comenzó con la presentación de seis objeciones a la Ley Estatutaria de la Justicia Especial para la Paz (JEP) -piedra angular del acuerdo con las FARC-, propuesta que fue rechazada en el Congreso, y luego su programa “Paz con Legalidad” no respondió íntegramente al espíritu de lo pactado.
“Creo que es una bandera que se le cayó muy rápidamente a partir del momento en que no pudo introducir las reformas que pretendía hacer al acuerdo de paz (...) y finalmente adoptó una política de apoyo incondicional a las Fuerzas Armadas en toda circunstancia, que escondió una falta de política y objetivos claros en este contexto”, explica Basset.
Las fallas en la implementación de la paz vinieron acompañadas de un incremento exponencial de la violencia, principalmente contra líderes sociales y desmovilizados de la guerrilla que prendieron las alarmas en organismos internacionales e incluso en Estados Unidos, el mayor aliado de Colombia.
Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), durante los cuatro años del Gobierno de Duque fueron asesinados 957 líderes y defensores de derechos humanos así como 261 firmantes del acuerdo de paz.
Hubo además 131 masacres con 1.192 víctimas, 220 casos de desaparición forzada, 545 de desplazamiento forzado y 446 de confinamiento de poblaciones, cifras que hacen retroceder al país a los tiempos previos al acuerdo con las FARC.
Durante su Gobierno, y pese a la intensificación de las operaciones militares y golpes contundentes contra los grupos armados ilegales, se vivió también un recrudecimiento de las acciones de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la banda criminal del Clan del Golfo y las disidencias de las FARC.
Aprovechando el cambio de Gobierno, estos grupos han manifestado su disposición a negociar con la Administración de Gustavo Petro que a partir del 7 de agosto sucederá a Duque en la Presidencia. EFE