Su nombre es Alvin Bragg, el primer afroestadounidense electo fiscal del Distrito de Manhattan, en el estado de Nueva York. Tiene 49 años de edad, de los cuales ha dedicado 24 a trabajar en fiscalías de la jurisdicción federal y estatal de Nueva York.
Nació, creció y vive actualmente en Harlem y estudió su licenciatura y doctorado en derecho en la Universidad de Harvard.
En su biografía divulgada por medios estadounidenses, como Los Angeles Times, se afirma que en su niñez y adolescencia en Harlem, fue apuntado seis veces con un arma de fuego, tres de estas ocasiones por la propia policía de Nueva York, con la cual ahora debe trabajar muy de cerca.
Una elección que cambió todo
En Estados Unidos, existen dos jurisdicciones penales: la de cada uno de los 50 estados y otras comunidades como Puerto Rico, y la federal. Los procuradores generales estatales, así como los fiscales de distrito de la jurisdicción estatal, son cargos electos por votación directa de todos los ciudadanos.
Es decir, estos funcionarios se alinean usualmente con uno de los dos grandes partidos estadounidenses o se declaran independientes y corren como tales, sin el apoyo partidario.
En el caso de los fiscales federales, como el procurador general de Estados Unidos y los fiscales de distrito, son propuestos por el presidente y ratificados por el Senado.
Como fiscal de distrito de Manhattan, Bragg heredó la investigación iniciada por su antecesor, el fiscal Cyrus Vance, quien no había considerado acusar a Donald Trump por el pago de un soborno a la exactriz porno Stormy Daniels, durante el proceso electoral del año 2016.
Por el pago de este soborno y otro similar a la modelo de Playboy Karen McDougal, el abogado del entonces presidente Trump, Michael Cohen, fue condenado a 36 meses de prisión, en el año 2018, por violación de la legislación electoral. Cohen perdió su licencia de abogado y ahora es uno de los testigos de la fiscalía.
Bragg hizo de su campaña electoral en el año 2021 una oportunidad para que los neoyorquinos volvieran a vivir en una comunidad en la que todos debían obedecer la ley y en la que los poderosos que cometían actos ilegales rindieran cuentas.
Cuando trabajaba en la Procuraduría General del Estado de Nueva York, Bragg fue parte del equipo que logró la disolución de la Trump Organization, empresa matriz del expresidente, que por 15 años cometió fraude fiscal contra este estado.
De acuerdo con The Guardian, Trump indicó a sus allegados que era el momento de atacar políticamente al fiscal Bragg. En una imagen que publicó en sus redes sociales, el exmandatario aparecía con un bate en la mano y una foto del fiscal a un lado. Según diversos medios estadounidenses, los abogados de Trump le pidieron que eliminara la imagen para evitar que el juez que iba a conocer su imputación considerara que se estaba amenazando al fiscal.
Según el portal La Tercera, Bragg dijo en su discurso inaugural, cuando tomó posesión del cargo: “Creo que seré el primer fiscal de distrito que ha tenido una víctima de homicidio en su edificio. O el primer fiscal de distrito en Manhattan que fue apuntado con un arma semiautomática. O el primero que vio a un ser querido volver a entrar a la cárcel y siguió con él”.
Esa resiliencia y experiencia de vida se enfrentarán ahora a su mayor prueba. Le corresponde a Bragg confirmar lo que el Financial Times dijo con respecto a este caso: esto sirve para probar que Estados Unidos “está gobernado por leyes”.
