Un día antes que en el territorio continental, centros de votación en territorios franceses de ultramar abrieron el sábado para la impredecible elección presidencial del país que tiene 11 candidatos.
El índice de desempleo de 10% y la deslucida economía del país son las preocupaciones principales de los votantes.
Esta es la elección francesa más angustiosa en generaciones.
Los sondeos de opinión señalan que al menos cuatro candidatos tienen posibilidades de pasar a la segunda ronda del 7 de mayo.
Pero los sondeos también indican que el futuro de Francia estaba en gran parte en manos de uno de tres votantes que todavía están indecisos.
Un ataque mortal contra la policía en el conocido bulevar de los Campos Elíseos de París empañó los últimos días de campaña.
La seguridad es un asunto importante luego de una ola de ataques extremistas en territorio francés, incluyendo el ataque del jueves por la noche, en el que un atacante mató a tiros a un policía en París antes de ser abatido por fuerzas de seguridad.
El atacante tenía una nota en su bolsillo, en el que exaltaba al grupo Estado Islámico.
La campaña electoral estaba prohibida desde el sábado en todo Francia y en línea y varios candidatos cancelaron presentaciones el viernes, horas después del ataque.
El sábado abrieron centros de votación en Saint Pierre y Miquelon, territorios en el océano Atlántico; así como en la Guayana Francesa, en Sudamérica; Guadalupe, en el Caribe, y otros lugares. Los franceses en el extranjero también podían votar en sus embajadas.
Sondeos indicaban que la nacionalista de extrema derecha Marine Le Pen, del Frente Nacional, y Emmanuel Macron, independiente centrista y exministro de Economía, iban a la cabeza.
Sin embargo, el conservador François Fillon, ex primer ministro cuya campaña trastabilló inicialmente por alegatos sobre empleos parlamentarios falsos para su familia, parecía estar llenando el vacío, al igual que el candidato de extrema izquierda Jean-Luc Melenchon.