Embajadora de Panamá ante la Santa Sede recibe una condecoración de la Orden de Malta

Embajadora de Panamá ante la Santa Sede recibe una condecoración de la Orden de Malta


La embajadora de Panamá ante la Santa Sede, Miroslava Rosas, ha sido condecorada este martes 23 de febrero con la Gran Cruz de la Orden pro Merito Melitensi por Marco Luzzago, lugarteniente del Gran Maestre de la Soberana Orden de Malta, en un acto realizado en la Villa Magistrale de la Soberana Orden en Roma.

“Me he sentido muy satisfecha y honrada por este homenaje que he recibido en nombre de Panamá y que es muestra evidente de las buenas relaciones que hemos mantenido”, señaló Rosas a este periódico.

Se trata de una alta distinción honorífica, que se otorga desde 1920, a los hombres y mujeres que han traído honor y prestigio a esta milenaria y peculiar institución que tiene sus orígenes en la Edad Media.

La Orden de Malta ha destacado que la diplomática panameña se ha destacado “activamente” en el centro de numerosas actividades entre ellas la histórica visita de Estado a Panamá del Gran Maestre acompañado de su delegación y de la visita oficial del Gran Hospitalario en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud, firmándose un Acuerdo de Cooperación bilateral en enero de 2019. Panamá inició las relaciones diplomáticas con la Soberana Orden de San Juan de Jerusalén -más conocida como orden de Malta- en 1948, y en los últimos 10 años se estrecharon significativamente.

De hecho, en febrero de 2016, el entonces presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, recibió al entonces Príncipe y Gran Maestre de la Soberana Orden de Malta, Frey Matthew Festing, en el Palacio de las Garzas.

La orden de Malta, que es neutral y apolítica, cuenta con unos 13.500 miembros permanentes, 82.000 voluntarios y 30.000 dependientes repartidos por todo el mundo, muchos de ellos relacionados con la antigua nobleza europea. Es un estado sin fronteras territoriales, pero mantiene relaciones diplomáticas con 106 países y posee embajadas en los cinco continentes.

Desde 1834, en Roma posee dos sedes que gozan de extraterritorialidad: el bellísimo palacio magistral, rodeado por un jardín con palmeras y bancos de madera en el número 68 de Via Condotti, en una de las siete colinas de la capital italiana y en la villa del Aventino donde ejerce sus prerrogativas soberanas según el acuerdo internacional estipulado con la República italiana el 11 de enero de 1960.

Para adentrarse en la intrahistoria de esta peculiar organización hay que remontarse hasta el Jerusalén del siglo XI, en plenas cruzadas, cuando los musulmanes dominaban el territorio. Pese a la peligrosa situación, los cristianos continuaban peregrinando a Tierra Santa y la orden de Malta que había nacido para proporcionar atención médica a los fieles, pronto asumió funciones militares de defensa.

En 1291 el poder del califato arrebató el último bastión del cristianismo en Tierra Santa y la orden de Malta se trasladó a Chipre, donde acrecentó su carácter militar y su caudal económico, con propiedades que se extendían por todo el continente europeo. En 1310 se instalaron en Rodas y se enriquecieron a costa del patrimonio expropiado a los templarios. En 200 años su riqueza creció de tal manera que llegaron a acuñar su propia moneda.

En 1522 se exiliaron en la isla de Malta, territorio cedido por el emperador Carlos V, después de que los turcos forzaran su rendición. Sin embargo, el peligro real en aquella época provenía de Europa. La Reforma protestante iniciada por el monje alemán, Martín Lutero, que acabó con el Gran Cisma de Occidente le fue despojando de sus prioratos y el ejército del emperador Napoleón tomó el archipiélago en 1798, expulsando a los miembros de la orden. Tras vagar errantes sin destino fijo por Europa se establecieron definitivamente en Roma en 1834 y retomaron su labor de asistencia social.

El carácter primitivamente asistencial de esta envidiada Orden es, hoy en día, su principal motivo de existencia. Entre los altos cargos del Consejo Soberano todavía figura, el cargo de Hospitalario. Su misión es coordinar las actividades de ayuda internacional que la Orden lleva a cabo en todo el mundo. Los fondos destinados a la hospitalidad son sufragados con las cuotas de los caballeros y damas de la orden y donaciones particulares.

En Panamá, la principal labor social de la Orden de Malta se cristaliza a través del Hospital Don Bosco situado en la ciudad de Panamá donde unos 8.400 pacientes al año reciben tratamientos médicos y odontológicos gratuitos.

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